miércoles, 20 de marzo de 2019

¿Vuelven los tiempos de plomo?





Juego sucio con el titular, lo reconozco. En realidad es una pregunta a la que quiero contestar convencido de mi respuesta: ¡¡NO!!
Porque también podía haber titulado esta columna con otra pregunta: ¿Vuelven los tiempos de la duda? Y ahí mi respuesta sería ¡¡SI!!

¿Quieren Historia?, de acuerdo, tengámosla, que para eso solo me falta recordar lo que ví y lo que oí en el contexto de la Transición y de los apoyos y desafectos al texto Constitucional, la norma que aún regula nuestro sistema democrático.

Ahora que hay hijos no reconocidos (porque ellos no confiesan el origen de su paternidad) de aquel Partico Comunista, disconformes con cómo se hicieron las cosas, es cierto que desde ese espacio se defendía la tercera opción, la de la ruptura total con el franquismo, en lugar de la alternativa de la reforma que buscaba el consenso, esencialmente desde la Moncloa, dónde gobernaba Suarez y desde la sede del PSOE, que, desde Suresnes, dirigían Isidoro (Felipe González) y un tal Alfonso Guerra, entre otros. Pero también es verdad que, a pesar de esas diferencias, hubiese sido muy difícil, por no decir imposible, la transición política que tuvimos si el PCE no hubiera decidido que podía valer la pena explorar ese camino siempre que se mantuvieran las alarmas.

sábado, 9 de marzo de 2019

El día de la Justa Igualdad




#RicardoGAranda   (@rgarciaaranda)



Me encanta que haya un día específico para recordarnos lo imprescindible de la lucha Feminista, la lucha por la real igualdad entre la mujer y el hombre, entre la niña y el niño, entre la abuela y el abuelo. Ayer fue el día y yo lo defendí.

Cuándo me levanté ayer llegué al compromiso conmigo mismo: Ricardo, hoy vas a luchar en la calle, en las páginas de tu blog, en las redes, en las discusiones de la taberna. Vas a pelearte como tú sabes, como si de verdad fuésemos ganando la batalla.
Hoy Ricardo no vas a pensar en esas mujeres jóvenes y sus hijas violadas por los miembros de las maras como condición para seguir viviendo.
Hoy no vas a hundirte viendo cómo esas mujeres de países en guerra, desde la miseria tratan de salvar día a día las vidas de sus hijos, buscando como sea algo para que coman.
Hoy vas a dejar a un lado la información sobre esas niñas vendidas como esposas-esclavas. También vas a dejar “en espera” esa preocupación por los millones de mujeres que sufrieron y sufren, siendo niñas, la ablación, para que el resto de sus vidas vean como el hombre disfruta realizando con ellas el acto sexual y ellas no.
Y tampoco te vas a enfadar con quienes quieren ignorar la importancia de los cientos de mujeres que están muriendo  y los miles de ellas que, sin llegar a la muerte, están sufriendo graves heridas, físicas, morales, mentales. Con los que dicen que eso es violencia doméstica, y como tal debe resolverse de puertas para adentro.