Y, sobre todo, no
lo es para los militantes del sindicalismo, porque ellos y ellas diferencian
según a qué lado de la mesa esté cada uno. Entienden los conceptos de izquierda
o derecha cuándo discuten de salarios relacionados con las plusvalías
empresariales, cuándo discuten de salarios diferidos que tienen que ver con
garantías de futuro, cuándo exigen inversiones en prevención de riesgos y en
salud laboral, cuándo debaten sobre jornada y conciliación familiar, cuándo
chocan por defender la igualdad entre trabajadoras y trabajadores, entre
nativos y forasteros..
Y con los Gobiernos discuten la prioridad de los gastos: Promoción de empleo, sanidad, educación, dependencia,
pensiones…
Para un
Sindicalista las posiciones de izquierda se identifican con las condiciones de
los trabajadores y las trabajadoras de la empresa privada y de los organismos e
instituciones públicas.
¿Dónde está cada
uno?
Del Partido
Popular conocemos sobradamente sus prioridades y por tanto no hay nada nuevo
que decir.
Aunque sean menos
ariscos, tampoco parece que haya dudas de identificación de las preferencias
ideológicas de Ciudadanos.
Pero ¿Y el PSOE?
¿y Podemos?
¿Qué espacio real
ocupan los problemas de los trabajadores en sus esquemas ideológicos y, sobre
todo, en sus estrategias de partido?
Me temo que sus
deficiencias en estos terrenos son tan importantes que los Sindicatos les
molestan, que los sindicalistas no les son una compañía grata. Ya lo han dejado
claro más de una vez, los dos.
Los infravaloran
de tal manera que ni siquiera los tienen en cuenta a la hora de valorar la
ganancia o pérdida de votos.
Gran error. Por
ejemplo a nadie de Podemos le hemos oído
valorar que tradicionalmente muchos miles (muchos) de sindicalistas son
votantes tradicionales de I.U. y que el 26J. tal vez hayan dado marcha atrás
por no votar a un Podemos que con frecuencia les ha despreciado.
Pero ni siquiera
esto es importante. Lo realmente grave es que desde el PSOE y desde Podemos se
ponen ojipláticos al conocer y preocuparse de que hay trabajadores votando al
P.P., pero en absoluto se preocupan de que la mayoría de la clase trabajadora
no se siente en absoluto protegidos por éstos partidos que se autoproclaman
“progresistas” o “de los de abajo”. Conceptos suficientemente ambiguos como
para diluir en ellos la exigencia de ocuparse y preocuparse de la solución de
los problemas de la clase trabajadora.
Sus preocupaciones
se inclinan más bien en valorar si crecen o disminuyen su número de diputados y
diputadas.
¿Para qué? ¿Cuál
es el objetivo de una cosa o de la contraria?¿Beneficia a los trabajadores o da
igual?
Aclaren esto,
señores y señoras de “centro izquierda” o “de abajo” sean los defensores que
los trabajadores necesitan para poder tener más claro quienes “son de los
nuestros”.
Estrategias
anguinistas de sorpassos no sirven ni para quien ataca ni para quien se
defiende. El fondo es otro. En los sindicatos están los únicos defensores
reales de los problemas laborales y sociales de los trabajadores, podrán
atacarlos, infravalorarlos, tratar de humillarlos. Tal vez consigan que tal
ataque les duela, pera ya os digo yo, no van a sangrar.
Y también os digo
otra cosa, los militantes de un sindicato de clase no votaran a la derecha, pero
eso no quiere decir que su voto sea gratis.
Vuelvan ustedes a
echar las cuentas, estamos hablando de unos cuantos cientos de miles.
Ricardo Garanda Rojas (@rgarciaaranda)
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