Ricardo Garanda Rojas (@rgarciaaranda)
Si
al final el tercio condescendiente del PSOE llega a confirmar la suma, el PP
podrá seguir gobernando con dos objetivos claros: mantener el “estatus quo”
apisonado durante estos últimos años y seguir elaborando medidas restrictivas
para los trabajadores, parados y jubilados de éste país, siguiendo las líneas
de su ideología neoliberal y de la de quienes fuera de nuestras fronteras se
sienten felices porque así se haga. Y lo tendrán que intentar entre juicio y
juicio, porque este asunto de las corruptelas no parece que se arregle con
sumas y restas, al menos no con estas. En cualquier caso está claro que bajo
techo parece que llueve menos.
Hay pocas alegrías en el ambiente, al menos entre los sectores sociales más machacados por las políticas que desde el Parlamento y la Moncloa se están ejecutando. Quienes teóricamente tendrían que haber cedido generosamente en sus egos partidistas ya desde el 20D, no parece que hayan estado ni, salvo sorpresas, estén a la altura que de ellos podíamos esperar algunos.
Hay pocas alegrías en el ambiente, al menos entre los sectores sociales más machacados por las políticas que desde el Parlamento y la Moncloa se están ejecutando. Quienes teóricamente tendrían que haber cedido generosamente en sus egos partidistas ya desde el 20D, no parece que hayan estado ni, salvo sorpresas, estén a la altura que de ellos podíamos esperar algunos.
Pero
en cualquier caso, los tiempos no tienen por qué ser iguales, la pérdida de esa
mayoría absoluta que ha permitido al anterior gobierno aplicar leyes y medidas
sin ninguna posibilidad de corrección, abre ahora un nuevo espacio de debate,
de acuerdos, de búsqueda conjunta de soluciones. Y no solo por parte de los
grupos parlamentarios.
Los
Sindicatos tienen que recuperar el espacio social perdido. La thatcheriana
presión desde las instituciones y la utilización contra ellos de algunos
(¿todos?) medios de comunicación ha restado un protagonismo a estas
organizaciones que la clase trabajadora de este país necesita recuperar. A
parte de este colectivo no parece que ninguno más pudiera estar interesado en
que esta recuperación se produzca.
CC.OO.
está en pleno debate interno con un documento cuyo título ya da una idea de las
intenciones: “Repensar el Sindicato”, y en uno de sus apartados reflexiona
precisamente sobre el espacio que debe ocupar y defender como sujeto
sociopolítico que es. Las negociaciones laborales entre partes se realizan en
el contexto de los centros de trabajo, pero es siempre imprescindible cuidar de que las
condiciones políticas y sociales puedan favorecer esas negociaciones
encaminadas siempre al intento de mejora de las condiciones de los trabajadores
y las trabajadoras del conjunto del País.
En
el citado documento de debate interno, se apuesta por la necesidad de trabajar
en común con el resto de organizaciones sociales y políticas que muestren su
sincera voluntad de solucionar la creciente desigualdad que se está generando
en el mercado de trabajo, origen de grandes injusticias contra las familias más
desfavorecidas.
Combatir
la creciente pobreza, trabajar en el objetivo del pleno empleo, defender a
ultranza la recuperación y mantenimiento del estado de bienestar, luchar por
conseguir mayores cotas de igualdad entre hombres y mujeres combatiendo el
maltrato como su más dramática consecuencia.
Y otros temas que, con frecuencia, también escapan a los límites de las
empresas y han de salir a la calle, a las instituciones, como los medioambientales,
la protección legal de los inmigrantes, etc… Son objetivos prioritarios para un
sindicalismo del corte de CC.OO, pero también los son para otras organizaciones
sociales y políticas, parece el momento de una adecuada puesta en común y
definir quien está en cada sitio con estos asuntos.
En
éste escenario CC.OO. ha de recuperar la hegemonía cultural y social que
consiguió durante una importante parte del aún cercano siglo XX, “vinculando la
mejora de las condiciones materiales con los derechos laborales y con la
democratización política y económica”.
Los
últimos años que hemos vivido han sido políticamente muy desfavorables para que
organizaciones sindicales como CC.OO. pudiera avanzar en los derechos y
condiciones laborales de los trabajadores, entre otras cosas porque las leyes
no se aprueban en los centros de trabajo, sino en el Parlamento. En su
documento de debate, CC.OO. plantea muchas preguntas, algunas ya conocidas,
otras nuevas. Asume errores estratégicos y propone nuevos caminos en estos
nuevos tiempos para el trabajo de representación laboral y de interlocutor
social.
Es
de aplaudir ese debate que este Sindicato se plantea en estos momentos, sería muy
conveniente que otras organizaciones políticas y sociales comenzaran igualmente
a replantearse cosas. Gran parte de los trabajadores y trabajadoras, de los
jóvenes, de los jubilados de éste País lo está pasando mal y tienen serias
dudas sobre su futuro. Se podría pedir a un gobierno liberal que afloje la
cuerda, pero no hay que poner muchas esperanzas en el resultado de la petición.
Pónganse mejor de acuerdo en un trabajo conjunto los partidos y
organizaciones que más cerca están del problema.
Aunque
termine gobernando el Partido Popular, es la hora del rescate.
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