Conocí a Lourdes desde su época de estudiante, ser
feliz no era extraño para ella, su
adolescencia fue más o menos tranquila, su familia le permitió siempre un
suficiente margen para moverse en libertad y parece que ella siempre supo administrarla.
Los estudios de turismo no supusieron nunca un gran problema, aunque no de
sobresalientes, era una buena estudiante.
Hasta dónde yo sé, se enamoró de un encantador
compañero aunque tuvo que parar, aparentemente, ante la insalvable diferencia de madurez en los
acontecimientos y las relaciones cotidianas.
Después conoció a Faustino cuándo estaba buscando un
trabajo que le satisficiera más que el de hostelería que tuvo que aceptar para
ir ganándose la vida.
Una “maravilla” este Faustino, amable, atento,
controlador, posesivo, impositivo, violento….
Arruinó su vida este gorila machista.
No tuvo más remedio que contar a sus padres la
situación cuándo llevaba demasiado tiempo sin verlos para que no le
descubrieran los restos de los actos violentos de su compañero. Y de ahí acudió
a la policía.
Y esto no le gustó nada a Faustino. ¿Cómo se atrevía
a tomar estas iniciativas sin hablarlo antes con él? Las peleas eran un
problema íntimo, de los dos, que él la amaba y era por ése apasionado amor por
lo que a veces perdía los nervios, el miedo a perderla le creaba una situación
de angustia, que provocaba su falta de control. Pero Lourdes tenía que entender
que él la amaba intensamente y que a partir de ahora se esforzaría para
demostrárselo mejor. Y ella también tendría que esforzarse en hacerle más caso,
en saber obedecer sus instrucciones, que él sabía muy bien lo que decía…
Fotografia de J.L. Romero |
Me lo contó su madre entre lágrimas, que se lo había
contado ella. Ya Lourdes no tendrá ocasión de contármelo personalmente, no
tendrá ocasión de contárselo personalmente a nadie. Entendió tarde que el amor une, pero no funde.
Y en los titulares de prensa, y en alguna
conversación en el bar, y en algún comunicado de alguna organización
aparentemente feminista, se habla de la muerte de Lourdes. Hay que bajar de los
titulares para ver la palabra “asesinato”.
Yo no soy un experto, pero intuyo
que esas ambigüedades obstaculizan el avance necesario y urgente contra estas
situaciones de violencia.
Cada vez que Faustino hizo daño físico a Lourdes,
alguien tendría que haber sabido que eso podía terminar en asesinato. "La muerte" es un simple certificado médico.
(Pdta.- ¿Me he inventado esta historia? Tal vez.
Pero si dejamos aparte los nombres y algún dato circunstancial ¿Alguien puede
decir que esta historia no es real?)
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