Juan Luis nunca lo tuvo fácil, él siempre quiso
esforzarse, y a veces hasta consiguió hacer cosas meritorias, pero parecía que
todos iban contra él.
Su padre empezó a trabajar de botones en el Banco
Mercantil y tras varias compras, integraciones y fusiones terminó de director
en una buena oficina del Santander. Tuvo mucho mérito lo de su padre, al menos
eso le repetía un día sí y el otro también a Juan Luis.
“No como tú, que no vas a llegar a nada”
No era buen estudiante Juan Luis, él decía que se
esforzaba, pero a juzgar por los resultados, arrastrando siempre asignaturas de
un año para otro, no parece que lo hiciera lo suficiente. Porque “corto, corto”,
no era, a veces le costaba entender las
cosas, pero no parecía tonto, de hecho consiguió entrar en el mismo banco dónde
trabajaba su padre y, contrato tras contrato, se fue quedando.
Valía muy bien para “los mandaos”, haciendo lo que
le decían sus superiores llegó a equipararse con su padre, consiguió la
dirección de una oficina, no era tan importante como la de su antecesor, pero
una oficinita, que ahora las cosas estaban más difíciles. Ese día fue el más
grande de su vida.
“Veremos lo que duras”. Es que ojo con su padre.
Y la verdad es que no duró mucho en ese puesto. A
base de dar la razón siempre a sus jefes, de entregar su alma a la oficinita, a
veces con un bocadillo hasta las 7 o las 8 o las 9, o…
Y si había reunión:
“Cariño, no sé a qué hora acabaremos”. No te preocupes, “cariño” que yo
tengo muchas cosas que hacer, atiende a lo que te digan y luego pásatelo bien”
Atendía aunque al día siguiente tenía que llamar a
algún compañero de otra oficina para preguntarle “¿Tú entendiste esto?”. Y
luego se lo pasaba bien, eso sí, para hacer la pelota y quedar bien le metía unos
viajes a la tarjeta que no veas. “Joder cariño, me dijiste que me lo pasara
bien y eso cuesta dinero”
Aunque su padre no lo viera claro, Juan Luis
ascendió a Jefe de Zona. La releche, los que le conocían y estaban en su zona
empezaron a preocuparse seriamente.
"Te hemos puesto aquí para que levantes las cifras de
ésta zona, que son las peores de mi Regional. La gente no dá ni golpe, no
visitan a los clientes, se van a casa con el trabajo sin terminar, no informan
de sus gestiones y yo creo que es porque no las hacen. Tienes que apretarlos y
si por las mañanas no les dá tiempo, que hagan como hacias tú, bocadillo y a
seguir, y si aún no avanzan, está la noche, y los fines de semana y las
vacaciones. Te va en ello tú trabajo y a ellos el suyo, que hay mucha gente en
el paro esperando."
Sí D.Tomás,
no se preocupe, ya verá como pronto empieza a cambiar esto, aunque me quede
solo y lo tenga que hacer yo todo. Pues
¡ale!, a empezar… Se le quedó una sonrisita al Tomás de las narices, él
también había sido “hombre del látigo”, pero él se supo cubrir las espaldas,
procuró apretar sin sobrepasarse y por eso fue uno de los pocos que no acabaron
en un rincón de Boadilla. Pero éste Juan Luis es carne de cañón. Campeón del
cinismo éste D.Tomás.
A las 8 sonó el teléfono en una oficina, cada minuto
que pasaba iba sonando en otra. La secretaria de Juan Luis: esta tarde a las
siete quiere verte aquí el nuevo director de zona. Pero yo a esa hora no puedo,
he quedado con mi familia, tengo médico, voy con mis hijos a un teatrillo,
vienen mis suegros a merendar….Vale, yo no digo nada, te paso con el jefe y se
lo cuentas a él. No déjalo, ya veré como me las apaño.
A las siete menos cuarto ya estaban allí la mayoría,
a las menos cinco solo faltaba uno que no iba a venir. “Este no sabe con quién
está tratando”. Reunión, sólo habla el jefe:
Me han puesto aquí para que levante las cifras de
ésta zona, que son las peores de la Regional. No estáis dando ni golpe, no visitáis
a los clientes, os vais a casa con el trabajo sin terminar, no informáis de las
gestiones que hacéis y yo creo que es porque no las hacéis. Me han dado órdenes
de que os aprete y lo voy a hacer y si por las mañanas no os da tiempo, pues
hacéis como he hecho yo siempre, bocadillo y a seguir, y si aún no avanzáis
suficiente, está la noche, y los fines de semana y las vacaciones. Como
comprenderéis yo ya no tengo nada que perder, si no consigo que esta zona
avance me mandaran a otra, pero a vosotros os va en esto vuestro trabajo que
hay mucha gente en el paro esperando.
¿Ha quedado claro? Parece que sí porque nadie
levantó la mano. Y entonces remató con aquello de “Venga, esto es un trabajo de
equipo, si cada uno hace su parte, aunque sea con un pequeño sacrificio, yo me
encargaré de que esto vaya como la seda y todos nos alegraremos, sabéis que he
estado dónde vosotros y si crecemos seguiré estando a vuestro lado. Ya os iré
llamando…
Y ya lo creo que llamó, a todas horas, todos los
días, normalmente por las tardes. Nadie sabía a qué hora se podía ir a su
casa.(excepto el que no fue a la reunión, que cómo tenía buenas cifras Juan
Luis tuvo que dejarle en paz) Y fue encabronando a todos incluyendo a las dos
directoras que había en la zona. Y
enviaron a través de sus representantes una queja al Regional. Y D. Tomás llamó
a Juan Luis a su despacho, ¿qué haces Juan Luis que tienes a todos los
directores enfadados contigo? Lo que usted me dijo D.Tomás.
Pues el caso es que las cifras no han subido, será verdad lo que me dices de que los
directores dedican ahora muchas más horas que antes al banco, pero las cifras
no suben. Pues yo ya no sé que hacer. Ya veo, ya. Nada, no te preocupes, el
lunes te presentas en recursos humanos de Boadilla que tienen allí un trabajito
para ti muy interesante controlando estadísticas, que es el futuro…
¿Cómo puede seguir habiendo tanto estúpido por ahí?
¿He dicho estúpido? Vale, vamos a dejarlo ahí.
¿He dicho estúpido? Vale, vamos a dejarlo ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario