La realidad es que
quien por esta vía pretende tener descendencia, es lo que hace, alquilar un
vientre, por mucho que quiera llamarlo “Maternidad Subrogada” para darle un
aire de contrato entre partes en igualdad de voluntariedades.
Pero no, la voluntad es
sólo de quien paga, quien recibe y se presta al embarazo acepta desde la
angustia de la necesidad, para dar de comer al resto de sus hijos y a sí misma.
En esa situación hay poca capacidad para elegir libremente.
Leí el otro día que en
un país europeo dónde este tipo de contratos está generalizado hasta el punto
de existir agencias que se ocupan de todo, un matrimonio “subrogador” se
encontró con la gran sorpresa de que ellos habían contratado y pagado para
tener un niño y ahora una ecografía desvelaba que el bebe en el vientre de “la subrogada” era una niña. De ninguna
manera se iban a hacer cargo de ese bebé, ellos habían “contratado” un niño. Si
ese contrato se liquida por “incumplimiento” ¿quien podrá ocuparse de esa niña?,
probablemente nadie, porque nadie estaba dispuesto a ello.
Sé que esto puede
parecer una situación extrema, igualmente asumo que utilizo términos que pueden
parecer especialmente despectivos. Pero hemos de abrir los ojos ante una
situación que yo opino nos degrada como seres humanos. Sobre todo degrada, una
vez más, a la mujer, que de manera temporal
la convertimos en una vasija, con dolores, con riesgo de enfermedades, e
incluso muerte, por una cantidad de dinero que necesita para vivir. Eso es
explotación.
Ya sé que los
defensores de éste método de procreación plantean que no tiene que haber pagos.
¿Esto es creíble? No digo que no pueda
haber algún caso excepcional, pero ¿de
verdad nos podemos creer que una mujer va a querer dejarse inseminar, sufrir
nueve meses de embarazo, tener un parto y no volver a ver la criatura que
durante ese tiempo ha crecido en su cuerpo y de su cuerpo, si no es por una
necesidad imperiosa de dinero?
Me sorprende el partido
Ciudadanos, desde su neoliberalismo yo
hubiese entendido que quisiera legislar la permisibilidad de estas situaciones
sin necesidad de poner ningún límite, como es un acuerdo entre partes, pues
nada que ellos mismos se lo ventilen ¿por qué no? Esto es libertad. Por la misma razón se debieran permitir el
tráfico libre y privado de cualquier órgano del cuerpo humano, compraventa de
riñones, corazones, páncreas…Eso sí, sin pagar nada a cambio. No vaya a pensar
nadie que esto, en realidad, es un negocio.
Pero más me ha
sorprendido aún la posición de las Juventudes Socialistas. En el 39 Congreso de
su partido intentaron introducir una enmienda que abriera el paso a esta
posibilidad de utilizar vientres de alquiler para tener hijos, dicha enmienda fue descartada en el Pleno y pocos
días después votan y aprueban una resolución en el mimo sentido. Graves parecen
esas formas, sobre todo cuándo se trata de un asunto muy grave en sí mismo.
A los de Ciudadanos, no,
pero a los jóvenes del PSOE si me atrevo a pedirles que reflexionen sobre la
idea de defender una libertad del
individuo que se apoye en la explotación de otro. En este caso de una nueva
explotación de la mujer.
Quiero creer que en
ningún caso.
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