A
juzgar por los hechos, valorando los daños ocasionados en Castilla la Mancha
durante los cuatro años de gobierno del Partido Popular, podríamos concluir que
fue muy malo que el PSOE perdiera la capacidad parlamentaria de gobernar y, por
tanto, resultó extraordinariamente positivo, además de meritorio, que se
pudiera recuperar solo cuatro años después, aunque fuese con ayudas.
Está
claro que lo razonable es que los castellano manchegos de izquierdas queramos
que siga ganando en las siguientes elecciones, unos prefieren la mayoría
absoluta, otros esperan seguir siendo útiles en su apoyo. La cuestión es saber cuántos
castellano manchegos de derechas quieren lo mismo.
En
el último Congreso Regional de éste Partido, su reelegido Secretario General y
Presidente de la Comunidad Autónoma, Emiliano García Page repitió hasta cuatro
veces lo difícil que era ganar en ésta región porque era mayoritariamente
conservadora. Las cuatro veces pensé lo mismo ¿Qué ha hecho el PSOE a lo largo
de todos estos años para cambiar esto?
No
me atreví ni a preguntarlo en voz baja, cualquiera llevaba la contraria en ése
ambiente. Sólo lo pensé, pero cómo si fuera capaz de leer mi mente, Page, desde
el escenario, me dio la respuesta: “El
partido debe adaptarse a la gente, y no la gente al Partido”. Reflexión que
sería absolutamente aceptable si la “la gente” fuera progresista, mínimamente
de izquierdas, pero D. Emiliano dice que es un electorado conservador, de
derechas, y siendo así ¿qué significa eso de que el PSOE tenga que adaptarse a
ellos?
Es
fundamental trabajar en el objetivo de ganar las elecciones, es muy grande el
peligro social de no conseguirlo, pero el compromiso del socialismo exige algo
más que tiene que ver con trasformar la sociedad, con trabajar de manera
adecuada para ir consiguiendo que nuestras ideas, las que defendemos en
nuestros congresos, sean aceptadas por la mayoría de la sociedad, también en
Castilla la Mancha.
Lo
contrario, asumir que las mujeres y los hombres de esta región no tienen
remedio, son conservadores y ya está, como si un maleficio sin antídoto les
marcara a todas y a todos para siempre, resulta, cuándo menos, frustrante..
A
mí no me gustaría levantarme, ir a un Congreso y descubrir en él que estoy en
un partido que se define de izquierdas pero que no muestra gran interés por
trasformar la sociedad hacia conceptos y compromisos realmente progresistas. Y
todo porque es complicado, porque parece más fácil simplemente adaptarse a las
condiciones ideológicas de los votantes, aunque no coincidan con nuestros
principios.
Si
el PSOE hubiera mantenido esa posición siempre y en todas partes, la situación
sería absolutamente lamentable, porque en los años setenta casi toda la
población española era franquista, ¿El triunfo de la candidatura de Felipe
González en el 82 se produjo porque los socialistas de entonces se adaptaron a la ideología franquista o más bien porque
se adoptó un discurso rompedor que hizo comprender a gran parte de esa sociedad
española que el Socialismo era algo que valía mucho la pena? Ya sé que la
pregunta es retórica, pero ya sería bueno que quienes entiendan el valor de
atreverse con ese discurso rompedor entonces, valoraran la necesidad de hacerlo
también en estos tiempos.
El
pragmatismo en política es un buen aliado en determinadas situaciones, pero nunca debiera convertirse
en el método esencial de trabajo de un partido que debiera aspirar a que el
mundo pueda ir mejor.
Ni
siquiera pareció haber espacio en el Congreso para poder debatir estas
prioridades. De hecho no pareció que hubiese espacio para debatir de nada. En
el PSOE de Castilla la Mancha hay un colectivo que no está demasiado conforme
de cómo van las cosas. No es que haya que darles la razón sin más, al fin y al
cabo son una minoría, pero tal vez fuese bueno escucharles, y en éste Congreso
no fue posible, algunos, tratando de representar el pensamiento de esta
minoría, lo intentaron, y recibieron abucheos, silbidos, insultos. La excusa
era una simple cuestión de métodos, pero el caso es que se les impidió
expresarse con la libertad y la tranquilidad necesaria para expresar ideas.
Resulta muy difícil entender ese nivel de intolerancia.
Me
parece a mí que mientras se mantengan esos discursos y esos comportamientos
jamás estará el PSOE en condiciones de avanzar en una trasformación cultural e
ideológica de la sociedad de Castilla la Mancha.
No,
Presidente, el Congreso no acabó bien.
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