Son las siete horas de la tarde del dia
21 de Diciembre de este agotador y frustrante año 2017. Llevan diez horas
votando en Catalunya, falta una hora pues para cerrar las urnas.
Sea cual sea el resultado, la palabra
que para mucha gente resume todo el procés y el anti-procés es “FRACASO”. Nunca
en la España democrática las malas políticas habían quedado tan evidenciadas en
sus malas consecuencias. Gane la suma de
los partidos defensores de la Independencia o la de los contrarios a ella,
seguimos ignorando la respuesta a la pregunta clave ¿Cuál es la solución
pacífica a este conflicto? Si la respuesta es un encogimiento de hombros porque
las propuestas de solución son varias e incompatibles, estaremos hablando
claramente de Fracaso. En política, como en otras muchas facetas de la vida, no
basta con estar convencidos de tener razón (dando por supuesto que todos lo
están) sino que esa razón sirva realmente para algo positivo a la sociedad que
gobiernan. Y aquí todas las razones han ido encaminadas a profundizar el hoyo de la impotencia y el enfrentamiento.
La incapacidad del Gobierno de Rajoy, y del
de Catalunya de Mas , Puigdemon y Junqueras, para llegar a acuerdos y tomar
decisiones, y la cobardía del PSOE y Podemos para haber cerrado un acuerdo de
gobierno de España con un perfil distinto y otras políticas más dinámicas y
constructivas, nos han traído a este punto en el que hay cabezas de lista que
no pueden ni votar por estar fuera de España o en la cárcel. Con una situación
tan ambigua que los delitos que se les achaca les lleva a esa situación pero
les permite presentarse en las listas electorales.
De igual manera podría llegar a ser
investido alguien que ni siquiera pudiera votar su investidura, por lo que, se
me ocurre, en el caso de que los pro-independencia sacaran la mayoría absoluta
que previsiblemente necesitan, tendrían que hacerlo con un colchón en el número
de diputados ya que algunos necesitarían un permiso especial de los jueces para
salir de la cárcel e ir a votar al Parlament el día de esa investidura, y no
está claro que esto se produjera.
El panorama es tremendo. Fracaso.
Son las 21 horas, con los escasos datos
que hay, parece que la victoria se la disputan, como ya se preveía, entre
Esquerra, Just per Cat y Ciudadans, y que los pro-independentistas podrían
sumar la mayoría que necesitan.
Escuchando a los tertulianos de la tele,
sin embargo, parece que lo más importante es ver si el PP conseguirá el
suficiente número de diputados para obtener grupo parlamentario o no.
Nivel.
De todas maneras hay otra lectura para
el PP, porque si se confirma el importante crecimiento de Ciudadanos a costa,
esencialmente, de la mayor participación y de la bajada del propio Partido
Popular, habría que concluir que “se han lucido” si después de mantener una
postura tan dura con el conflicto Catalán esperando que les reportara grandes
beneficios en las futuras elecciones estatales,
ahora resulta que esos beneficios se los pueden llevar otros. Fracaso.
Son casi las once y media de la noche.
Ciudadans gana las elecciones y la suma de los tres partidos del bloque
independentista supera por dos diputados el límite exigido para la mayoría
absoluta, aunque, igual que antes, tiene menos votos populares que la suma de
los partidos restantes (170.000 en esta hora). En lo que a la fuerza
reivindicativa de independencia se refiere siguen exactamente dónde estaban, y
las leyes no se han modificado. Por tanto ¿ahora qué? Pues ya sabemos, si haces
las mismas cosas obtendrás el mismo resultado. Fracaso.
Como antes de votar, la conclusión es
que, como en su día en Euskadi, sólo un gobierno trasversal, que se preocupara
de la agenda social y económica, aparcando el independentismo como prioridad podría
encontrar salidas a esta tremenda crisis.
Si no es así, repito: Fracaso.
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