Ricardo GAranda (@rgarciaaranda)
27-11-2019
Vivimos una sociedad evidentemente injusta pero parece que sólo le importa a quienes de verdad padecen esa injusticia y a un puñado más de personas comprometidas con su sentido de solidaridad.
El equilibrio social que vivimos se basa en ese desequilibrio injusto. Pero quienes están en la cresta no quieren que cambie nada, o lo mínimo posible. Es miedo, no es nada racional, es miedo.
Hay implantadas en España un puñado de grandes
empresas que obtienen unos beneficios reconocidos ante el Ministerio de Hacienda
de muchos miles de millones de Euros. Y los impuestos que pagan andan entre el
0,3%, y el 5%, alguna algo más. Y yo pregunto ¿Hay políticos, periodistas,
empresarios, representantes eclesiásticos tan patriotas que defienden a capa y
espada que esa situación se mantenga en perjuicio de la mayoría de españoles y
españolas?
Oigo a los representantes del empresariado decir que
si se suben impuestos las empresas se irán (no sé a dónde, seguimos estando en
la banda baja de carga impositiva en Europa) a ex-presidentes como Aznar, ese
tan valiente que metió al Estado español en una guerra y luego fue tan cobarde
como para no asumir las consecuencias, decir que desde la guerra civil no
habían gobernado los comunistas y que eso puede ser muy grave. O como Felipe González, que gobernó tras el grito de Guerra (aceptese el doble sentido) de "que viene la derecha" y ahora que está en la placentera élite social nos la quiere colocar por dónde sea. Oigo a
tertulianos y tertulianas con las espaldas bien cubiertas pronosticando el
fracaso del gobierno de izquierdas. Oigo el despropósito de presidentes
socialistas de autonomías como la de Castilla la Mancha y la de Aragón.
Todos ellos y todas ellas saben que vivimos una
sociedad injusta y que habría que cambiar muchas cosas para intentar, al menos,
paliar esa injusticia. Lo saben, pero no quieren que cambie.
La socialdemocracia necesita ideas y dinero para
ponerlas en práctica. Se supone que la ideología la aportan los partidos
socialdemócratas y cercanos, el dinero lo tiene que aportar quien lo tiene,
esencialmente las grandes empresas, esas que ganan miles de millones de euros
todos los años y que apenas aportan nada para la caja del Estado que ha de
soportar los gastos del bienestar colectivo.
Si hay una sola razón por la que ahora un gobierno
de izquierdas, con ideales socialdemócratas, puede fracasar es porque todas las
egoístas fuerzas que quieren que nada cambie, sigan con su acoso y derribo y
tengan éxito.
Porque además saben que no hay una alternativa
decente y real. ¿Gobierno PSOE-PP? ¿por qué? ¿acaso ya se nos ha olvidado que
el PSOE planteó una moción de censura contra el gobierno del PP y, con la ayuda
de la mayoría parlamentaria, triunfó y el PP tuvo que irse. Moción de censura
que, no se nos escape, luego fue ratificada por los votantes en las urnas, de
no haber sido así, el PP hubiese vuelto a gobernar.
¿Quién quiere un gobierno del PSOE y el PP? Los que quieren que nada cambie, los que están en el poder económico y político, incluyendo
algunos presidentes autonómicos del propio PSOE, que, por cierto, cuando lo han
necesitado no han hecho ascos a pactar con el mismo partido que pacta ahora
Pedro Sánchez. Ellos y los tertulianos que les defienden, a saber por encima de
qué convicciones.
Y otra cosa, ¿con los independentistas que hacemos?
¿los echamos de España? Justo eso es lo que ellos quieren. ¿Metemos el ejército
en las calles de Catalunya y Euskadi? También eso es justo lo que quieren.
¿Qué queremos nosotros? Pacificar, relajar, ponerles
ante sus contradicciones y demostrar nuestras razones. Eso es lo que hay que
hacer y solo hay un camino para ello: Hablar, hablar, hablar… Una Mesa de
Diálogo estaba obligada aunque no fuese una condición para abstenerse en la
Investidura.
Hasta ahora Pedro Sánchez, su equipo y los miles de
militantes que le apoyan día a día (muchos más de lo que se sabe), ha
demostrado una enorme capacidad para avanzar entre crisis. Se negó a permitir
un gobierno corrupto de Rajoy y le costó la secretaría general de su partido y
la renuncia a su escaño parlamentario. Empezando desde abajo y con la mayoría
de las baronías en su contra, recuperó esa secretaría en unas Primarias y un
Congreso a “cara e perro”. Volvió al Parlamento, planteó una moción de censura
a quien era presidente gracias a la abstención de muchos de los que le
expulsaron de la secretaria general. Y la ganó. Convenció y la ganó.
Ahora tampoco nadie se lo pone fácil. Tiene que
conseguir una mayoría parlamentaria que apoye su investidura y su gobierno. Ni
los nacionalistas de izquierda, ni los
nacionales de derechas, se lo quieren
poner fácil, unos exigiendo y otros confrontando. Solo cuenta con el apoyo de
Unidos Podemos (en parte) y de su propio partido, el PSOE, pero tampoco todo.
No está claro si al final habrá investidura y
gobierno o no lo habrá. Pero sí parece que como no lo consiga habrán ganado los que quieren que nada cambie.
Los que tienen miedo.
Estupendo análisis de la realidad política en este momento en España. Apoyo absolutamente la información planteada.
ResponderEliminargracias.
EliminarYa lo hemos debatido y todos los tertulianos de verdad estamos en esa linea de analisis, amigo Ricardo difunde por todos los cauces posibles y seguro que la gente de bien aporta siempre ideas y compromiso. Un saludo
ResponderEliminarAbsolutamente de acuerdo
ResponderEliminarEl tuyo me ha encantado. Además de parecerme muy bien escrito y en un tono emocional perfecto, narras una relación de acercamiento al PSOE casi identica a la mía. Por eso yo también volvería a votar a Pedro o a Zapatero.
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