Cuando dos contrarios,
tal vez enemigos, discuten, suele haber intención de hacer daño con los
argumentos. Cuando quienes discuten acaloradamente son amigos, la razón es, sin
duda, que el tema en discusión les importa mucho a ambos.
La cuestión es si la
relación entre el PSOE y UP puede considerarse de amistad. Desde luego ahora no
lo parece en absoluto, pero han tenido momentos mejores y parece que pueden
volver a tenerlos (Ley de Pensiones). No son “Contrarios”, están en el mismo equipo.
Sin menospreciar, en
absoluto, la importancia de los puntos de conflicto entre ambas partes del
gobierno sobre una ley definitiva de la libertad sexual, el problema es que
plantearse esta disputa hasta estos extremos de confrontar vehementemente en el
Parlamento ocasiona, según mi opinión, mucho más daño a la izquierda en general
y al movimiento feminista de nuestro país que cualquiera de las concesiones que
uno u otro partido pudieran haber hecho.
¿O es que la derecha va a
resolver el conflicto entre ambos?
Desde aquí abajo, la cosa
ha sonado un poco con el ritmo estridente de lo absurdo. Porque, incluso, si
todo esto ocurriera porque ambos partidos han de mantener una cierta distancia entre
ellos de cara a los procesos electorales, hubiera sido conveniente tener un guion,
un pacto de explosión controlada. Pero, o no tiene nada que ver, o el explosivo
se ha colocado mal y ha superado los controles.
Recomponer esta situación
dentro del gobierno se antoja difícil, porque ya no es solo cuestión de las direcciones
de ambas formaciones, que perfectamente podrían pacificar la situación y seguir
para adelante, las bases han sacado sus, más o menos, controladas rencillas. La
militancia de UP, en las redes, insisten en meter en el mismo saco al PP y al
PSOE, agregando ahora a VOX, para que el caldo salga más sabroso. Por su parte,
las bases del PSOE, animadas por algunos líderes territoriales, no se cortan en
tachar a los anteriores de locos e irresponsables, incluso llegan a utilizar
acusaciones, ya usadas por la derecha y con un tono despectivo muy parecido, de
extrema izquierda.
Madre mía, ¡qué locura!.
Lo cierto es que hasta que llegamos aquí, el resultado de la confrontación
entre PSOE y UP, dentro del gobierno, ha sido tremendamente beneficioso para
las mujeres, trabajadores y otros colectivos realmente perjudicados por
gobiernos anteriores. ¿Políticas de izquierda? Si, claro.
Hay tres
macroespacios fundamentales para gobernar con políticas de izquierdas: El mundo
laboral, (poder adquisitivo, condiciones laborales, pensiones dignas…), el
terreno del feminismo (protección ante el machismo, igualdad de derechos y
oportunidades). Y todo lo que tenga que ver con la protección, potenciación y
mejora de “lo público”. Si las legislaciones que se encuadran en estos tres
terrenos de juego se dejan incompletas, la derecha conservadora tendrá un
magnífico campo de cultivo para plantar sus egoístas y antisociales medidas neoliberales.
Es mucho lo
que se están jugando en nuestro nombre. Es necesario que unos y otros, en las
direcciones de los grupos parlamentarios y en las bases de militantes y
simpatizantes de ambas organizaciones progresistas se templen los nervios. No
están obligados a amarse, pero sí a seguir colaborando para continuar como
hasta ahora, haciendo políticas de izquierdas que mejoren nuestras condiciones
de vida.
Veremos.
Ricardo GAranda, 100323
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