En un sistema democrático el fin no puede justificar
los medios, el cumplimiento de la ley es imprescindible para que las decisiones
puedan y deban ser acatadas por toda la ciudadanía, quienes estén de acuerdo y
quienes no. Si un Parlamento, si un
Gobierno avanza desde la insumisión, invita, a su vez, a la insumisión de
quienes pretenden representar y gobernar.
Si las leyes existentes no nos parecen las adecuadas
hay que intentar modificarlas en el ámbito democrático correspondiente desde el debate parlamentario, con mayorías
suficientes o, mejor, con consensos. De
no ser así, las leyes están vigentes y es imprescindible ajustarse a ellas.
Esto en un sistema democrático.
Ayer, el Parlament quedó muy tocado como Institución.
Su credibilidad ha recibido un importante golpe en sus actuales funciones y
para un pretendido futuro de órgano legislativo de una Catalunya
independiente. Una exigua mayoría
decidió no cumplir las Leyes Estatales, tendrán que asumir que a partir de ahí
pueda haber colectivos políticos y sociales que decidan, igualmente, no cumplir las normas que emanen desde ese
mismo Parlament.
Esta inestable situación crea un perfecto caldo de cultivo
para las minorías anti-sistema, y la CUP
es esencialmente eso, y ahí “Junst per
Si” vuelve a cometer otro gravísimo error, no solo en el presente sino
también de futuro, porque este partido
va a ser anti-sistema siempre, también lo sería en una Catalunya independiente.
Ahora está marcando el ritmo, hasta ha impuesto la metodología parlamentaria
que se utilizó ayer y que tantos despropósitos provocó. A Esquerra no parece
preocuparle.
El PSOE sigue hablando de negociación, y los
tertulianos, y los periodistas, y las gentes, y los políticos de casi todas las
organizaciones políticas. Pero ¿Quiénes están realmente interesados en
negociar?. Porque yo opino que no se trata de incapacidades, sino más bien de decisiones claramente tomadas en los planteamientos
estratégicos de cada uno de los partidos, al margen del daño social que se pueda ir provocando.
Está claro que la CUP no tiene ningún interés en un pacto
institucional o de partidos en el contexto de un sistema en el que no creen. El
PP lleva años sacando unos importantes réditos electorales a su mensaje patriótico
contra los independentistas y no parece querer soltar este recurso. Ciudadanos ya ha dicho que esta iniciativa
del partido socialista no servirá para nada, porque no puede concederles ningún
mérito. Esquerra Republicana ha encontrado en la confrontación y en la caída de
la antigua Convergencia su histórica oportunidad para convertirse, en
solitario, en la primera fuerza de
Catalunya y presidir su gobierno.
Podemos apuesta por la ambigüedad abstencionista que
justifica con los comportamientos del PP, tratando de trazar una equidistancia
imposible. Yo ya no sé si la propuesta del PSOE es realmente sincera o busca
también avanzar en su imagen de “buenísmo”. En cualquier caso, en este caos, parece la única
postura positiva.
Dice Podemos que aquí no se trata de blanco o negro,
que hay grises y ellos apuestan por ellos, pero aquí lo que tenemos es
“Mesa” o “Confrontación”. Es verdad que en estas circunstancias no se
espera gran cosa de una mesa
negociadora, sobre todo si Ciudadanos y Esquerra la boikotean, pero ¿Qué
esperamos de la confrontación?
Personalmente siempre he tenido mucho respeto y
aprecio a Catalunya y sus gentes, por eso ahora me duele.
No hay comentarios:
Publicar un comentario