Ricardo García-Aranda Rojas (#RicardoGAranda)
@rgarciaaranda
Casabas, 090221
“Cuándo mi abuelo murió, parecía que se había muerto Gandhi de la gente que se aglomeró en el hospital y en el velatorio. Cuando murió mi abuela, solo estábamos la familia directa. Mi abuelo era un borracho maltratador y mi abuela una heroína que sacó adelante siete hijas y un hijo”
Leí este “tui” de
@KakafutiJones cuándo estaba con los últimos relatos de “La culpa la tuvo Eva”
y me pareció que tal abuela hubiese tenido un espacio privilegiado entre los
personajes de esta obra de Alicia Domínguez.
Alicia mezcla, en un
recipiente de Cristal de Bohemia, dolor, decepciones, muerte, amor…y lo bate
bien para buscar finales inconclusos en los que se vive el amor y se asume la
muerte.
Entre lágrimas ocultas,
Eva libera sus fuerzas en su lucha por salir a respirar.
Eva-Lena y el miedo de
ser la última, por no arriesgar la siguiente generación a la contaminación de
Chernóbil. Eva-Toñi, que llora oculta su decisión de adiós a la convivencia con su padre. Eva-Pepa que
aguanta las suyas mientras el recuerdo despótico la sigue atrapando.
Eva-Clara que decide, al
fin, vivir sus “once minutos”. Eva-Lili que alargó su vuelo real hacia otra
vida, la soñada. Eva-Juana que sigue viviendo porque su maltratador se suicidó
antes de matarla, dando la vuelta a lo que de verdad le ocurrió a Juana Monge.
Eva-Mamen, protegida,
esta si, por el amor, ante el cansancio oncológico mientras espera la
primavera. Eva-Carmen, que por fin consigue encontrar los huesos de su
asesinado padre, y Eva-Concha a punto de morir sola por haber aceptado ayuda de
quienes le asesinaron.
Eva-Lupe que al final de
sus días comprendió que perder una guerra no supone estar condenadas a la
perpetua derrota. Eva-Celia que mantuvo contra sus padres y otros hipócritas
padres la inocencia del condenado…
Y en ellas, y además de
ellas, millones de Evas que necesitan decidir continuamente la vida y vivirla o
morirla según su decisión. ¿Mereció la pena, Adán?
--Jamás lo he dudado
…..
--Sí, pero sufrirán
--Pero a cambio podrán
elegir su vida.
La calidad de la escritura de Alicia Domínguez, la forma en que los personajes nos cuentan directamente sus historias, es el complemento perfecto para completar un bellísimo libro de relatos. Al menos para quienes (Evas y Adanes) comprendamos y sintamos la frustración y la liberación de vidas aplastadas por incomprensiones, odios y desdenes machistas. Cierto es que sigue habiendo demasiadas personas que aún no comprenden que la manzana mordida nos propuso el dolor, pero acompañado de la libertad de elección. Sin ella no seríamos.
Casi hemos coincidido
Alicia y yo publicando nuestros respectivos libros de Relatos: “La culpa la
tuvo Eva” y “Fisuras”. Os recomiendo que os hagáis con los dos, sumando así la
lectura de 42 historias, para 42 noches. Pero, si por una causa u otra, solo
vais a adquirir uno de ellos, no lo dudéis, elegid el de Alicia Domínguez. Ya
tendréis tiempo para más fisuras.
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