martes, 9 de febrero de 2021

La culpa la tuvo Eva

Ricardo García-Aranda Rojas (#RicardoGAranda)

@rgarciaaranda

Casabas, 090221


“Cuándo mi abuelo murió, parecía que se había muerto Gandhi de la gente que se aglomeró en el hospital y en el velatorio. Cuando murió mi abuela, solo estábamos la familia directa. Mi abuelo era un borracho maltratador y mi abuela una heroína que sacó adelante siete hijas y un hijo”

Leí este “tui” de @KakafutiJones cuándo estaba con los últimos relatos de “La culpa la tuvo Eva” y me pareció que tal abuela hubiese tenido un espacio privilegiado entre los personajes de esta obra de Alicia Domínguez.

Alicia mezcla, en un recipiente de Cristal de Bohemia, dolor, decepciones, muerte, amor…y lo bate bien para buscar finales inconclusos en los que se vive el amor y se asume la muerte.

Entre lágrimas ocultas, Eva libera sus fuerzas en su lucha por salir a respirar.

Eva-Lena y el miedo de ser la última, por no arriesgar la siguiente generación a la contaminación de Chernóbil. Eva-Toñi, que llora oculta su decisión de adiós a la convivencia con su padre. Eva-Pepa que aguanta las suyas mientras el recuerdo despótico la sigue atrapando.

Eva-Charo que suelta su dolor y su ira subida en su último columpio. Eva-Luci viviendo sus últimos días en un Nueva York de amor sin esperanza. Eva-Rita asumiendo una vida ajena porque la suya se quedó con Javier.

Eva-Clara que decide, al fin, vivir sus “once minutos”. Eva-Lili que alargó su vuelo real hacia otra vida, la soñada. Eva-Juana que sigue viviendo porque su maltratador se suicidó antes de matarla, dando la vuelta a lo que de verdad le ocurrió a Juana Monge.

Eva-Mamen, protegida, esta si, por el amor, ante el cansancio oncológico mientras espera la primavera. Eva-Carmen, que por fin consigue encontrar los huesos de su asesinado padre, y Eva-Concha a punto de morir sola por haber aceptado ayuda de quienes le asesinaron.

Eva-Lupe que al final de sus días comprendió que perder una guerra no supone estar condenadas a la perpetua derrota. Eva-Celia que mantuvo contra sus padres y otros hipócritas padres la inocencia del condenado…

Y en ellas, y además de ellas, millones de Evas que necesitan decidir continuamente la vida y vivirla o morirla según su decisión. ¿Mereció la pena, Adán?

--Jamás lo he dudado

…..

--Sí, pero sufrirán

--Pero a cambio podrán elegir su vida.

 La calidad de la escritura de Alicia Domínguez, la forma en que los personajes nos cuentan directamente sus historias, es el complemento perfecto para completar un bellísimo libro de relatos. Al menos para quienes (Evas y Adanes) comprendamos y sintamos la frustración y la liberación de vidas aplastadas por incomprensiones, odios y desdenes machistas. Cierto es que sigue habiendo demasiadas personas que aún no comprenden que la manzana mordida nos propuso el dolor, pero acompañado de la libertad de elección. Sin ella no seríamos.

Casi hemos coincidido Alicia y yo publicando nuestros respectivos libros de Relatos: “La culpa la tuvo Eva” y “Fisuras”. Os recomiendo que os hagáis con los dos, sumando así la lectura de 42 historias, para 42 noches. Pero, si por una causa u otra, solo vais a adquirir uno de ellos, no lo dudéis, elegid el de Alicia Domínguez. Ya tendréis tiempo para más fisuras.

 





 

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