viernes, 15 de junio de 2018

De políticas, fútbol y sindicatos…


 Ricardo Garanda (@rgarciaaranda)



Dedicado a convencer al mundo de que lean los relatos de mi libro (magníficos relatos, no te los pierdas) han ido ocurriendo cosas a mi alrededor y mi mudez empieza a considerarse un tanto extraña para quienes me conocen y por tanto saben que mudo, mudo, lo que se dice mudo, como que no.

Pedro Sánchez ganó la moción de censura. Otra vez contra el pronóstico generalizado y, como era de esperar, con el escasísimo apoyo de aquellos (barones, baronesas y próceres líderes ancestrales) que siguen queriendo que se estrelle: han perdido una oportunidad que pintaba bien para haber podido decir aquello de “ya lo decía yo”.

Y es que además, Pedro Sánchez no diseñó un gobierno para unas semanas de transición como le pedían los descolocados de C´s. Es un Gobierno contundente, de fondo, para finalizar legislatura y encauzar de manera adecuada las próximas elecciones y poder seguir así desarrollando su proyecto, ya lejos de las lacras presupuestarias que les deja el PP.
Ya en su día, mis amigos me sonreían condescendientes cuándo auguraba que Pedro podía ganar aquellas primarias y volver a ser Secretario General del PSOE.  De parecida manera despreciaron amablemente mi previsión de que la moción de censura podía salir sin el apoyo de Ciudadanos. Ahora os propongo que tengáis a bien valorar mi pronóstico de que podrá seguir gobernando una legislatura más. Con el apoyo de Podemos, por supuesto.
“Le tengo yo fe a este muchacho”. Ya se la tenía cuando había menos pedrístas que ahora.

Pero como no hay nada perfecto, una semana le duró el ministro de cultura Maxim Huerta.
Tenía que irse. Aunque solo hubiera sido por haber ocultado al Presidente, cuando le propuso el nombramiento, sus choques con Hacienda. Pero no solo por eso. La lógica que debiera explicar siempre la ética en los cargos públicos aporta razones sobradas para retirarse de ese cargo de ministro y volver a su actividad anterior. No pasa nada, hay que asumir de verdad que no pasa nada si un cargo público dimite. Se refuerza nuestra fe en el sistema, o, al menos, se impide que se deteriore, cómo ha venido ocurriendo.

No empaña, en absoluto, esta leve mancha, la magnífica imagen del grupo de ministras y ministros elegidos. Por fin una clara mayoría de mujeres. Muchos hace tiempo que venimos gritando por todas partes que existen, que están ahí, que siempre han estado, que NO SON INVISIBLES. Espero que hayan llegado para quedarse.

Y hoy empieza el Mundial de Fútbol para la selección española. Sin Lopetegui, que ya es entrenador del Real Madrid.
Es cierto que en esta historia pueden haber ocurrido muchas meteduras de pata. Yo creo que ha habido muchos excesos. Sobre todo me preocupa el exceso de los periodistas deportivos. Una vez más ha quedado en evidencia que para algunos de estos profesionales, la vida empieza y acaba en el fútbol.
¡Qué dramatismo!. Hemos oído expresiones como la de ¡¡Nunca ha ocurrido algo tan grave!! Sin, por supuesto, dejar claro que se refería al espacio que le corresponde al  fútbol. Pero aún así. Pareciera que para ellos, los casos e doping, de venta de partidos, de fraudes millonarios a la Hacienda pública, tienen mucho menos importancia que el hecho de que un seleccionador fiche por un club privado y lo diga, aunque sea a destiempo.
Parece que tendría que haberse parado todo ¡Qué escándalo!.  Fue más grave lo de Lopetegui que el hecho de que el ministro de deportes tuviera que dimitir por otras causas..

Ante tal acontecimiento de influencia social, poca importancia puede tener el resultado del Plenario (Congreso) de una de las organizaciones más grandes de CC.OO., atendiendo a su nivel de afiliación.
Son extrañas las unanimidades en este época, y esa es la noticia: A pesar de los conflictos que podría acarrear la fusión de empresas y a pesar de la presión que la empresa está introduciendo entre la plantilla por su obsesión de imponer un cambio de jornada en algunas de sus oficinas sin acordar previamente los límites y las compensaciones. A pesar de estas situaciones, Ana Herranz ha conseguido ser reelegida secretaria general de la Sección Sindical de Santander-Popular, por UNANIMIDAD.
Parece evidente que ese apoyo unánime es el fruto de una importante gestión empática y trasparente de esta mujer y el equipo que ha estado trabajando con ella. Hay que felicitarles desde fuera como se supone que lo están haciendo ya desde dentro.
Por cierto, por aquí también avanza la impronta que las mujeres aportan a una mejor gestión de las cosas. En esta sección Sindical de Banco Santander-Popular, que, como os digo, es la quinta de CC.OO. en cuánto a nivel de afiliación, el porcentaje de mujeres en puestos de dirección en las distintas comunidades autónomas sobrepasa ya el  50%. Este Sindicato vuelve a demostrar su capacidad para ser puntero en cuestiones que tienen mucho que ver con los avances sociales y laborales de este País.

Por más que le pese a muchos y muchas, de enfrente y de al lado.



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