viernes, 29 de junio de 2018

#QueEntrelaLuz


Ricardo G-Aranda Rojas (@rgarciaaranda)


Si, te hablo a ti,
hoy que te atreves a mirar
cicatrices recorriendo tu cara y tu espalda,
marcas de horror de conciencia alterada,
de engaños, quimeras falacias…

V. Contreras Vacscom


“-Necesito decirlo, necesito contarlo, no aguanto más, y ¿a quien mejor que a ti? Fue cuando tenía quince años…” (“Cauces”, de Cristina Jiménez)
“El sonido de la bocina resonó sobre las vías de Atocha anunciando la llegada del cercanías de las diez y cuarto…”(“El viaje de Angela”, de Alberto Rueda.
“Inés se atusa el flequillo frente al espejo del recibidor. Con gran esfuerzo, se cuelga el bolso en el hombro izquierdo – el derecho le duele tanto que parece que le estuvieran arrancando las fibras musculares una a una-, y se anuda la bufanda al cuello…”(Yo solo quería ver el Mar” de Alicia Dominguez”)
“De aquella noche de invierno solo recuerdo que las gotas de la lluvia golpeaban los cristales de mi ventana con increscendo violento…(“A mi no me tocas más”, de Isabel Mata)
“La cartera de plástico tenía un dibujo de Superman. Nico se soltó de la mano de su abuela y se la colgó del hombro…(”Cuatro Sílabas” de Teresa Maldonado)
“Conchita, que me traigas el pescado, joder…” (“Con un par de tacones” de Lydia Tapiero)
“Un día, a principios del mes de Julio, bajo un calor sofocante, Carolina –Carol, como todos la llamaban, él también- caminaba deprisa… (“Hasta aquí”, de Myriam Cobos)
“Su muñeca volvió a casa hacía ya dieciocho años, once meses después de casarse, con el vientre lleno de esperanza y el corazón desolado…(”Una muñeca con gafas de sol”, de Mercedes Pinto)
“El golpe más duro es una palabra hiriente clavada en un corazón vejado…(“Tatuada en el alma”, de Ruthy Garcia)
“-¡Dejadme en paz con mi dolor!...(“¿Mi príncipe azul?, de Adolfo Pascual

Algunos inicios de relatos elegidos al azar del remolino de páginas. Más de cuarenta autores y autoras con un compromiso claro de poner el correspondiente grito en el silencio que con frecuencia rodea esta lacra que es la violencia machista y el maltrato a nuestros seres más pequeños, más indefensos. Se siente el ruido cuándo sucede, cuando las consecuencias asustan nuestras hipócritas conciencias. Pero mientras está sucediendo todo es silencio, millones de excusas para callarnos, permitiendo a nuestro lado la perpetración de la bellaquería.
 
¡QUE ENTRE LA LUZ! Es, además de un instrumento de lucha, una magnífica colección de relatos y poemas. Realidades reales o inventadas, siempre realidad. Historias, algunas de ellas, que nos hacen estremecer según las leemos. Y calidad, mucha calidad literaria. En este grupo de autoras y autores hay firmas reconocidas como Toti Martínez de Lezea, Blanca Miosi, Enrique Laso, Alberto Vázquez-Figueroa, Victor del Arbol y algunas más. Y hay firmas de escritoras y escritores menos conocidas, pero no por ello de menor calidad. Ya sabemos, en la excelencia, suelen ser todos los que están, pero faltan muchas y muchos que aún no han tenido la oportunidad del reconocimiento.

Pero, por encima de todas las personas que hemos colaborado en este proyecto, quiero destacar una en especial: Luz Guerrero. Nunca he  conocido, referentes a la misma persona, un nombre y un apellido que mejor nos defina su personalidad. Es una guerrera nata y gracias a esa cualidad este libro ha salido a la calle. Y su nombre, Luz, tiene que ver, no solo con este libro, sino con todo lo que intentamos hacer día a día quienes en él hemos participado. Gracias LUSA.

“Que entre la Luz”, impulsado y editado por Editorial Proust, también es un impulso financiero para que Organizaciones como la Fundación Ana Bella y la Asociación Bekoz Beko obtengan unos recursos que necesitan para sus fines de defender y proteger a las víctimas.

Al resto os toca ahora entrar en escena, adquirir el libro (15€), leerlo, reflexionar sobre lo que estáis leyendo y, si es posible, permitir que vuestro compromiso con el apoyo a la mujer y a las niñas y niños víctimas del maltrato, se incremente. Esto es una batalla de todas y de todos, no solo de quienes lo sufren directamente. 

¡Que entre la Luz!



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