martes, 12 de enero de 2021

Libertad

 

Ricardo Garcia-Aranda

Casabas, 120121


Con la nevada bien cuajada en los caminos, el tractorista le dice al caminante que si le acercaba al pueblo. Este, mirando la preciada pala que el tractor lucía en su parte delantera, le dijo al tractorista que gracias, que ya estaba llegando y no era necesario, pero que sí vendría bien que se ofreciera para ayudar a la limpieza de la nieve amontonada en las calles de la población. El tractorista no debió de encajar bien el educado consejo, porque contestó con desdén que bastante tenía con lo suyo.

Plena libertad tuvo el tractorista para ser, primero amable y luego insolidario. Con libertad decidió en ambas situaciones. Ejerció su derecho.

Cuando esa derechísima española que tiene nombre de enciclopedia rancia y obsoleta, plantea la posibilidad de una demanda internacional contra Twitter por no permitir que Mister Trump se desahogue y convoque a la violencia de sus violentos seguidores a través de esa red, ¿está sugiriendo esta ideología que su concepto de libertad pasa por el derecho a convocar a los seguidores de cada uno a una confrontación guerra-civilista?

Y cuando la otra derecha, más relajada, pero afectada igualmente por esa rancia caspa franquista y católica, grita en el Parlamento y en la calle ¡libertad! para que los hijos de la élite mantengan sus privilegios en colegios pagados por todos, lo que están haciendo es despreciar al resto de la sociedad que tiene garantizada una educación para todos y para todas. La libertad individual es pagarse cada uno el colegio que quiera y pueda, no tener la enseñanza que ellos desean con el dinero de papá Estado. La libertad individual es pagar para sus hijos un profesor de religión católica, si quieren, no exigir que se lo paguemos entre todos.

Cuando unos y otros hacen uso de su estrecho sentido de la libertad para potenciar clínicas privadas a costa del necesario mantenimiento de la sanidad pública y universal, están decidiendo que cada uno se pague sus heridas y quien no pueda (¡ah, se siente, que hubiese espabilado!) puede morirse de asco, porque en eso no tienen en cuenta su cristiana doctrina, sería demasiada generosidad (no sé para qué quieren las clases de religión). 

Ninguna ley civilizada puede aceptar un concepto de libertad individual que dañe al colectivo social. Por mucho que a algunos se les llene la boca con tan magnífica palabra. En otros tiempos, cuándo el régimen que controlaba nuestras vidas e intentaba hacer lo mismo con nuestras ideas, por gritar Libertad y luchar por ella, se nos metía en la cárcel. Bien definido quedaba el concepto.

¿No es ya un buen avance poderla ahora gritar en el Parlamento? Y también en la calle. Pero debiera reivindicarse para conseguir libremente la mejoría de la vida que todos los seres humanos nos merecemos, no para salvaguardar privilegios egoístas a costa de esa mejora de vida de los demás.

Cierto parece que la gran libertad que algún día pudiera liberar de sus convenciones-grilletes a toda la humanidad, es una utopía.

Pero desde luego, lo que no cabe es una reivindicación elitista y vomitivamente cargada de un egoísmo con el que pretenden rodearse estos próceres de un cristal protector de sus privilegios, a costa de una inmensa mayoría social que queda fuera de la campana.

Mancillan la palabra Libertad y la memoria de la gente que ha muerto por defenderla.

Pienso que no hay merecimiento de libertad para nadie si no se consigue el mérito en la lucha por la de todos.

 


3 comentarios:

  1. Siendo España un país aconfesionalista y laico según la constitución, las clases de religión están en todos los colegios ( tanto públicos como privados)¡porsupuesto! Y de religión católica, claro, las otras : no existen.

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  3. Un artículo: claro, preciso y conciso. Gracias

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