viernes, 2 de junio de 2023

La Izquierda se la juega: Todo o nada.

 

Ricardo GAranda, 010623


Pedro Sánchez ha vuelto a tomar una decisión espectacular, una vez más ha sorprendido a propios y extraños.

¿Riesgos? No más que si no la hubiera tomado. Me explico, si se hubiera mantenido la idea de ir a finales de año, estos meses hubieran servido para que el Gobierno se arrastrara, se desangrara cada partido de la coalición en sus respectivos internos, ante la alegría y la presión mediática de un PP ahora muy crecido. Ese PP que no hubiera respetado, de ninguna manera, la presidencia europea y más bien hubiese arrastrado por los suelos, una vez más, la imagen de España.

Y es que, en plena campaña, Pedro Sánchez será elegido presidente europeo, y esto no les va a gustar a la derecha española, porque el líder socialista es un político muy bien acogido en Europa, incluso por el Partido Popular Europeo, ese que no entiende, en absoluto, que el PP en España se alíe con la extrema derecha para gobernar.

Dirá nuestra derecha nacional: ¿qué nos importa lo que piensen en Europa? Nada de extrañar, ya lo decían sus padres y sus abuelos.

Se acabó la fiesta de la derecha, la noticia ya no es su victoria del pasado domingo, sino la decisión del Presidente del lunes, que vuelve a marcar la agenda política. Pero, además, el PP, en muchos sitios, tendrá un problema: ¿Cómo disputar el ansiado centro social y político y al mismo tiempo pactar gobernabilidades con VOX?

Pedro Sánchez ha vuelto a dar un golpe en la mesa. Si el PP se empeñó en hacer de las autonómicas y las locales un pulso de generales, pues aquí está la segunda vuelta. Y si con la sangría que se provocó el fin de semana, los partidos de izquierda no se reorganizan y sus votantes no van en masa a votar, entonces, que gobierne la derecha porque la gente de izquierdas no lo merecerán.

Pero quiero rizar el rizo. Si el 23 de Julio, el PSOE se estrella, y no me refiero a que no gane, sino a que tenga que entregar el gobierno, este partido podría entrar en una crisis gubernamental de muchos, muchos, muchos años. Por una razón muy sencilla: Perdería el gobierno con la satisfacción de una parte más o menos importante del interno del partido, y eso siempre cuesta mucho tiempo de recuperación. Declaraciones recientes de viejos líderes como Felipe González, Alfonso Guerra, Nicolás Redondo, José Luis Corcuera. Y de líderes actuales como Emiliano García Page o Javier Lamban, ponen en tela de juicio las decisiones del último Congreso Federal del PSOE. Por tanto, ya no hablaríamos solo de una derrota electoral, sino de un error de las bases del partido en ese Congreso, y esa acusación implícita no se resuelve en dos días. Diría yo que ni en diez años, porque las bases son muy persistentes en sus ideas y en la defensa de las mismas. Andalucía puede ser un ejemplo.

Y queda la otra parte importante de la ecuación: SUMAR.

El votante de izquierdas lleva reclamando unidad, unidad y unidad desde hace meses. Este votante no puede entender casos como el de Huesca:  Podemos obtuvo un 4,7% de los votos, IU un 4,5%, Equo un 4,3% y la Chunta un 4,4%. Total: cero escaños dado que ninguno alcanzó el 5%, mínimo necesario. Un 18% de voto tirado por el sumidero a causa de la división. Vox, con el 10%, consiguió tres concejalías.

Y en Madrid, Podemos no consigue tampoco el mínimo del 5% y así facilitó la mayoría absoluta de la señora Ayuso. Y en Canarias, si Podemos y Drago hubieran ido juntos se hubiese podido mantener el gobierno progresista. Al ir por separado ambos se quedaron fuera y Canarias tiene que asumir ahora un gobierno neoliberal. Y en Valencia, y en…

El 23 de Julio, a pesar del Sunami, lo normal es que la izquierda consiga un resultado que le permita seguir gobernando. Pero para ello, si los votos lo permiten, seguirá siendo necesario un pacto entre el PSOE y su izquierda, llámese U.P. o Sumar, y también se seguirá necesitando el apoyo de los partidos de la periferia, catalanes y vascos. Si esto no se acaba de asumir claramente entre las bases del PSOE, más les valiera la honestidad de entregar directamente el gobierno a la derecha PP-VOX.

Por el contrario, si se aceptan estas condiciones, que luego nadie se rasgue las vestiduras. Esto es lo que hay.

Ricardo GAranda, 010623

 

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