LA COLUMNA DE LOS VIERNES
Ahora
que vamos despacio…
…Por
el Mar corren las liebres, por el monte las sardinas…
Y luego ya hay multitud de versiones, los que
gobiernan se apuntan al “gracias a
nosotros…”, los que aún no lo hacen están en aquello de “prometemos que vamos a…” y la Iglesia
en esa vocinglera ocupación de
organizador de eventos que tapen sus miserias morales.
Pero es que los propios guardianes mienten con
escandalosa impunidad ética. O acaso en algún momento hemos decidido que la
función de guardar la esencia de la información, la verdad de lo que realmente
ocurre, ya no corresponde a los Mass
Media, a los Medios de Comunicación “Social”. Si tal cosa se ha decidido en
algún lugar, de manera colectiva, que nos lo cuenten.
En una sociedad de la Comunicación no era aceptable
que los poderes públicos pudieran hacer “de
su capa un sayo” con su gestión y contar después cualquier barbaridad para
engañar a los y las votantes. Contando con plataformas más o menos objetivas de
denuncia pública, como se supone que eran los periódicos y los informativos
radiotelevisivos, era impensable que en un sistema parlamentario se pudiera
mentir, no ya en éstos Medios que en sí mismo a mí me parece muy grave, sino en
el mismo Parlamento, que debiera parecerle de máxima gravedad al propio
Sistema, indefenso, vulnerado, vilipendiado por los mismos que tendrían que
salvaguardarlo.
Y salvo la excepción de una o dos docenas de
profesionales, que hacen lo que pueden, contando con las posibilidades de no
control que ofrece Internet, el resto del periodismo de éste País, no solo no
dicen nada, sino que apoyan en sus espacios ésta gran mentira en la que,
esencialmente, los gobernantes y los jerarcas de la Iglesia han convertido esta
humana sociedad. Estoy seguro de que la historia, sólo podrá tratar éste
momento o con desprecio o con vergüenza. Personalmente, y sé que igual que muchos
y muchas, soy poseedor de ambos sentimientos.
Que el Grupo Prisa, con su conocido y reconocido
compromiso inicial por ésta función de informar, denunciar y vigilar, sea ahora
sancionado por los tribunales por hacer trampas a la ley contra sus
trabajadores y trabajadoras es algo que no debiera pasar inadvertido, porque
supone el final definitivo de ése compromiso y sitúa a éstas empresas en el
punto justo de la vulgaridad a la que sus directivos hace tiempo aspiran.
Es el final de una época. Ya casi nadie se va a
preguntar cuestiones fundamentales para la supervivencia de nuestra cultura
democrática, como ¿Por qué es imprescindible mentir y engañar para alcanzar o
mantenerse en el Poder?. Si los partidos se presentan con sus ideologías más o
menos claras ¿con qué criterios son votados por aquellos que luego se
sorprenden?
Y los profesionales del periodismo, ¿de qué material
están hechos? Podría entender que mintieran y manipularan por miedo a perder el
puesto de trabajo, aunque esto tiene miles de matices que me harían concluir en
ese entendimiento pero nunca en su aceptación. Entre otras cosas, porque muchos
mienten y manipulan porque han entrado conscientemente en el sistema de la
mentira y la manipulación. Y eso a mucha gente, más o menos cercanos a la
profesión, nos da mucha rabia y mucho asco.
Sólo nos quedan los nuevos medios en Internet. Ahí hay
aún mucha materia prima de buen periodismo, el que está al tanto, vigila,
denuncia e informa.
Las grandes y clásicas empresas del Periodismo han
quedado para mentir, manipular y ser
sancionados por trampear la ley. Paga Prisa.
Los Rotativos han muerto, viva Internet.
Ricardo
Garanda Rojas
(@rgarciaaranda)
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