viernes, 5 de enero de 2018

Pérez-Tapias


Ricardo Garanda Rojas (@rgarciaaranda)


Los de la cosecha del 55 ya vamos siendo mayores, no suficiente como para retirarse por el hecho de la edad, pero si para algunas paciencias.

José Antonio Pérez-Tapias abandona su partido, sin aspavientos, con tranquilidad, procurando no hacer más daño del inevitable. Se retira a seguir reflexionando y aportando sus ideas, y tal vez algo más, en una estrategia de unidad de la izquierda en la que parecía que el PSOE estaba convencido en su Congreso Federal pero que tiene toda la pinta de que ya no es así, al menos no tan claro. ¿O no estuvo nunca claro?

Aun lamentando que un hombre como Pérez-Tapias abandone su actividad dentro del que hasta ayer era su partido, el verdadero temor que tienen algunos es la constatación de las razones concretas por las que se va en lugar de esperar un poco más a ver cómo evolucionan los planteamientos estratégicos con el resto de la izquierda. Se temen que él ya sabe que por ahí hay poco camino que recorrer.

Y es que después del gran éxito del Congreso Federal para quienes defendían una aproximación al resto de las izquierdas y, consecuentemente, un alejamiento definitivo del PP invalidando las inconsecuentes excusas de los sacrificios por el País, todo se ha venido enfriando. Pero ya no tendrían que echarle las culpas directas a Doña Susana Díaz ni a algunos otros barones, ya decíamos en otra columna que ella y ellos tenían muy claro lo que defendían, y que no encontraban razones para cambiar, seguirían defendiendo sus posiciones conservadoras contra el acercamiento a Podemos en el Estado mientras tuvieran posibilidades.

Lo que aquí está ocurriendo no es fácil de entender. Mayoritariamente las bases les quitaron la razón en las primarias y en el Congreso Federal, eligiendo a Pedro Sánchez y su equipo en contra de ellos. Pero de manera casi inmediata, les volvieron a dar el poder en cada uno de sus territorios. O no tenían claro las bases que era lo que se jugaba de verdad en este proceso, o la inconsecuencia es estrepitosa, se ve que cuanto más cercana estaba la decisión, mayores fueron los temblores de pulso. Hay quienes piensan, no carente de razones, que para esto hubiese sido mejor haber apoyado a Susana Díaz para la Secretaría General, porque haciéndolo de la manera que lo han hecho se ha conseguido mantener el enfrentamiento en la cúpula del partido, y tener a Pedro Sánchez y su equipo en libertad vigilada.

José Antonio Pérez-Tapias  ha debido de comprender, o al menos creer, que esto no tiene remedio, que las tesis de unirse a la derecha contra “las ordas marxistas” se está volviendo a imponer en el esquema estratégico del PSOE. Como esto se confirme muchas más cartas se verán.

Aun así, muchos de los más próximos a sus planteamientos mantienen que no es momento de irse, que se defienden las ideas mejor dentro, que habría que seguir dando la cara con su gente. Seguro que durante algún tiempo ha sido esa la idea de Tapias, pero esa salida ya la ve complicada y lo da a entender en la entrevista que Miguel Mora le hizo para CTXT: “…máxime cuando no se puede constatar la existencia siquiera de una minoría relevante que comparta dichas posiciones para tratar de hacerlas operativas…” Porque no sé lo que habrá ocurrido en otras comunidades, pero sí en Castilla la Mancha, dónde gran parte de “su gente”, la de Izquierda Socialista, salió a la subasta entre candidatos, como si no existiera el compromiso congresual de un posicionamiento claro a favor del Cambio. Si en otros territorios los componentes de IS, igualmente, han apoyado el continuismo,  José Antonio Pérez-Tapias habría comprendido que estaba sólo y, volviendo al inicio, con esa edad y con tantos años de militancia ya no se está para nuevas cruzadas de reconquista interna.

El “Somos Izquierda” del Congreso pintaba bien, ¿lo son?. Parece que Tapias ya lo tiene claro, los que están cerca de él esperan que se equivoque.

Está complicada la Izquierda.



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