domingo, 7 de abril de 2019

De Hombres y Sirenas


 Ricardo GAranda (@rgarciaaranda)




            …Silencio duro de miradas duras
que ofende ya desde la niñez.
De mirada vieja sin resistencia
que no mira,
salvo solo a ese vacío
en el que viaja, tal vez,
tu impotencia...

Cuando yo escribí esta estrofa perteneciente al poema “Es falso el silencio del miedo”, no estaba pensando en el tema al que finalmente apoyó en el libro de relatos “Pesadilla en Zocodover…”,  sino más bien en una ya antigua preocupación que siempre he tenido  sobre un colectivo de personas en el mundo rural sobre el que muy poquito he oído hablar. Pareciera que la existencia de personas homosexuales era y es una exclusiva de las grandes ciudades “donde todo cabe”. Un doloroso silencio ha aplastado esta realidad durante muchos, muchos años, en las sociedades de las poblaciones rurales.
Todos conocemos a alguien que, ante esta situación, se fue a vivir a otros ambientes en la gran ciudad, pero ¿y quienes,  por una razón o por otra, se quedaron  en ese ambiente menos permisivo, más influenciado por la asfixiante presión de ideologías conservadoras y religiosas?

Carlos L. García-Aranda, en su novela “De Hombres y Sirenas”, editada en Imágica Narrativa, coloca a sus personajes en una situación aún más complicada que la que yo presento: homosexuales en el mundo oscuro y oscurantista de la postguerra civil española. Tiempos de imprescindible reivindicación supra varonil e intachable comportamiento personal y social desde una estrechísima visión religiosa.
Actualmente toda esta situación ha dado un giro de muchos grados, aunque de vez en cuando nos sorprendamos por actuaciones y manifestaciones totalmente fuera de lugar y época, especialmente en la esfera religiosa, dónde parece que solo saben tapar sus manchas a costa de inventarse las de otros. Pero a nadie se le escapa que esto no fue siempre así.

El autor nos sitúa en las dos épocas, como obligándonos a detectar las diferencias. David es un homosexual actual, que desarrolla una vida personal y social más o menos normalizada, con sus peculiaridades pero sin apenas ninguna incomprensión agresiva de su entorno. Sus problemas son íntimos, de relaciones entre la pareja, igual que en el entorno de una vida hetero.
Pero Miguel, y su amigo Javier, se asustan de su homosexualidad, en el inicio de su pubertad, durante los primeros años de la década de los 40. Y aquello era inasumible e inaceptable hasta el extremo de ser considerado como una enfermedad que tenía que curarse en clínicas especializadas con terapia de choque.
Solo la protección de una comprensiva madre le permitió a Miguel ir entendiendo algo dentro de su sensible espíritu, al menos aquello de que “el arte es el único reflejo del alma que se nos permite mostrar a los seres humanos.” Y mucho que en aquellos tiempos de barbarie aún quedara una posibilidad de desarrollar la sensibilidad recurriendo a la visión del arte y a la lectura, aunque a veces tuviese que ser también a escondidas.

De Hombres y Sirenas es una historia sobre una época de este país en la que si todo era duro, ser diferente era peligroso. Pero también es una historia de amores y desamores, de encantos y desencantos. De encontrar o no encontrar la Sirena y volar con ella al infinito.

Es una gran novela que recomiendo. Y digo grande por la historia que narra y por cómo su autor nos la cuenta. No hago alusión a su tamaño físico, que con sus setecientas páginas la convierte en bastante inadecuada para llevársela a un banco del parque. Bromas aparte, felicito a su autor, al que, a pesar de la coincidencia en el apellido y de tener, seguramente, ascendientes comunes, le conocí a través de las redes de internet.

No sólo coincidimos en el apellido, sino además en cierta filosofía, yo también creo que “la felicidad no es el destino, sino el proceso”. Porque en el camino está, entre muchas otras cosas, la lucha por la defensa de los derechos de cada individuo, sean cuales sean las diferencias, y si no somos capaces de avanzar en eso, la felicidad se puede ir alejando para muchas personas, yo diría que para todas.

Gracias Carlos.



1 comentario:

  1. Me gustaría hablar de ella con su autor en mi programa radiofónico-literario de "Letras Encadenadas" la próxima temporada 2019-2020. Me gustaría por favor que le pidieses permiso para facilitarme su dirección de correo electrónico y consecuentemente ponerme en contacto yo con él. Muchas gracias.

    ResponderEliminar