Sonseca, 24-05-2019
Desde aquel día en el
que la derecha española siguió gobernando porque al PSOE le tembló el pulso
interno para decidir sus alianzas y
ofreció por diestra y siniestra un acuerdo imposible a tres bandas.
Desde aquel día en el que solo un 27% de la militancia del PSOE mostró su
oposición a un acuerdo de gobierno con la derecha de Ciudadanos. Desde aquel
día en el que el resultado obtenido por Unidos Podemos se subió a la cabeza de
sus dirigentes, llegándose a creer aquel viejo sueño del Sorpasso. Desde aquel
día en el que la Presidenta de Andalucía y el resto de los barones socialistas
decidieron tirar la toalla de la lucha y entregaron el Gobierno del Estado a
Rajoy con una abstención que suponía la previa entrega de la cabeza de su
propio Secretario General. Desde aquellos días un nuevo futuro ha estado
forjándose delante de nuestros sentidos.
Ahora, después del
éxito electoral del PSOE en las elecciones generales, la luminosa figura
política de Pedro Sánchez cubre cualquier reflexión sobre las elecciones que tendran lugar el domingo en muchas Comunidades Autónomas, en todos los Ayuntamientos y en
nuestra representación ante los órganos europeos.
En la deficiente
campaña de PP y C´s, su foco de ataque, con frecuencia, no era el PSOE, sino el PSOE de Pedro Sánchez.
¿Miden su futuro en la esperanza de un nuevo enfrentamiento fraternal en el
interno del partido socialista? ¿Será cierto que las heridas no están cerradas
en este Partido y se puede esperar un contraataque de los viejos barones a
pesar de lo ocurrido en Andalucía?
Que conteste quien lo
sepa. Pero sí es cierto que el debate fundamental, el de las posibles alianzas,
sigue abierto: gran parte del Partido Socialista se sentiría más tranquilo en una
situación de acuerdos, para los gobiernos, con la derecha de Ciudadanos y la
otra gran parte sería ideológicamente más feliz pactando con la izquierda de
Unidas Podemos e IU.
Seguro que en algunas circunstancias será difícil elegir, sobre todo si se plantea como prioridad indiscutible
gobernar por encima de todo. Pero, en cualquiera caso, habrá que sacar las
necesarias conclusiones del tipo de pacto y con quien: “Dime con quien pactas y
te diré qué eres” y concluir por adelantado que el PSOE de Pedro
Sánchez tiene menos inclinación a pactar con las derechas que aquel otro que le
hizo dimitir como Secretario General y como parlamentario por su “No es No”.
En el lugar dónde
habito, en el pueblo toledano de Sonseca, este nuevo PSOE esparce claramente
sus nuevos aires presentando una candidatura joven (con una media de 30 años,
la edad de quien la encabeza) con convencimientos claramente renovadores porque
aportan el entusiasmo y la entrega que, casi siempre, solo los más jóvenes
pueden aportar, frente al conservadurismo impropio en épocas de salida de
crisis que aporta su gran rival electoral, el PP.
Sonseca es una de tantas poblaciones industriales, que se ha visto muy castigada por la crisis soportada en este País. Son nuevas ilusiones lo que se necesita, por encima de lamentos y expresiones de frustración que poco o nada pueden aportar al futuro de sus ciudadanos y sus ciudadanas.
Después del triunfo
electoral y de liderazgo de Pedro Sánchez, ahora hay que trasladar esa profunda
trasformación de espíritu a cada uno de los rincones desde donde se vaya a
gestionar la cosa pública, con la capacidad y el entusiasmo necesario para
salir del bache. En Sonseca y en España necesitamos creer en algo, en alguien,
en personas que devuelvan a la política, a la gestión de lo público, el brillo
de otros tiempos, deslucido en tantos años de políticas miserables de los gobiernos del PP y de las luchas
cainitas del propio PSOE.
Hay que votar el 26. El
voto es nuestro impulso individual para forzar nuevos tiempos con nuevos y entusiastas gestores. A mí me parece
que ese es el camino, por encima de los viejos odios y las arcaicas mentiras.
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