martes, 12 de mayo de 2020

La Balanza: el precio de las vidas



Ricardo GAranda
Sexuagésimoquinto día de la época del Virus.



Podíamos haber sido el País que mejor hubiese gestionado la crisis del Covid19, pero no lo hemos sido, no lo somos. También pudiéramos haber sido el país que peor la hubiera gestionado, pero tampoco lo somos. Vaya faena, ni el gobierno se podrá apuntar la medalla, ni la oposición el gran pretexto.

Pero las cosas son así, tenemos un Gobierno que ha estado cometiendo fallos de organización, coordinación. Tenemos una oposición que se ha desentendido de la verdadera gravedad de la situación. Tenemos un Sistema dónde las cuestiones económicas siguen primando sobre las garantías de salud. Tenemos una organización política-territorial con excesivos puntos de mando, decisión y capacidad de crítica en una situación como esta. Tenemos una sociedad poco formada para entender de verdad una adecuada escala de valores. Yo creo que no estamos preparados para una situacion de crisis como esta. 

También estoy convencido de que si en lugar de estar en el Gobierno el Partido Socialista con Unidas Podemos, hubiese estado el Partido Popular con Vox, tendríamos que contar ahora una cifra mucho mayor de afectados, muy probablemente de muertos. Pero esto es solo mi opinión, la de una persona “de a pie” y la de cualquier otra persona “de a pie” que piense lo contrario tiene exactamente el mismo valor. Lo que ocurre es que, como siempre pediré a quien piense lo contrario que lo argumente, yo tengo que argumentar mi síntesis. 

No solo en España, pero de España hablamos, las presiones económicas para el urgente restablecimiento del “statu quo” anterior al Virus son tremendas. Y son presiones que se ejercen sobre el Gobierno por distintas vías. Observemos tres:
1.- Los partidos de la oposición de derechas, históricos defensores, como no podía ser de otra manera, de los intereses de las clases más económicamente potentes, grandes empresarios, inversores nacionales y foráneos, prestamistas, especuladores de capitales, etc…Sopesan en su balanza, mejor dicho, en la balanza de quienes les apoyan, las vidas humanas con un precio, pura ley de mercado. Ellos saben de sobra, como sabemos todas y todos, que cuanto más actividad empresarial y laboral, más riesgo de contagios y muertes. Pero consideran que la parálisis supondría para ellos pagar un precio excesivamente alto por unas pocas miles de vidas.
2.- Los empresarios en su presión directa que con una cara se reúnen con el gobierno en un razonable papel de protagonistas condescendientes y, con la otra, provincia a provincia se dedican a criticar cualquier medida de contención estratégica de los contagios en locales públicos.
3.- Algunos Gobiernos autonómicos que, por un lado necesitan dejar claro que lo están haciendo bien o, al menos, mejor que otros y no aceptan quedarse atrás en la carrera y, por otro lado, simplemente se convierten en los portavoces públicos de los grandes deseos de los anteriores.

Creo que el Gobierno actual está sabiendo confrontar esas presiones hasta un punto razonable, sus deficiencias son otras. Es cierto, que se comprueban algunas cesiones, pero marcando pautas y tiempos en base a la necesidad que tiene, a veces, de ciertos apoyos parlamentarios para continuar con su estrategia del Estado de Alarma. No quiero ni pensar que hubiese ocurrido si en el Gobierno hubiesen estado directamente los representantes políticos de esos intereses económicos que valoran ese otro equilibrio distinto al actual entre el avance económico y la garantía de la conservación de vidas.

En cualquier caso, me temo que de esta saldremos con el corazón roto, no solo por los fallecidos y las fallecidas, que ya sería razón suficiente, sino porque otra vez, cuando más necesitábamos los esfuerzos colectivos e individuales para unirnos, nuestro indomable sentido del odio al contrario ideológico, por una parte, y nuestro enorme egoísmo individual y de clase social, por otro, nos han vuelto a enfrentar. 

No es que los problemas que entendamos en la gestión nos lleve a confrontar. No, es al revés, es nuestro sentido de la confrontación lo que nos hace coger la bola descubridora e inventadora de errores. Y así nos va.

2 comentarios:

  1. Solo hay que ver como han gestionado otras crisis digamos la del Jak 42, Prestige, Atentados del 11 de Marzo.........

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