martes, 7 de julio de 2020

D. Pedro Sánchez.


Ricardo GAranda   070720
Es como esos personajes de los videojuegos que va esquivando continuamente obstáculos mortales y avanza, y avanza, y avanza….
Pero no parece que haya un botón ajeno que le haga ir girando la cadera, agachándo
se, saltando. Más bien parece que todos los botones que manejan dedos ajenos son para mover las bolas de acero, las balas, las catanas, los huracanes, los muros derrumbados.


¿De verdad aún alguien piensa que no sacará para adelante los presupuestos y que su gobierno de complicada coalición no aguantará los cuatro años de rigor? Tal vez sea que no, pero yo no arriesgaría mi apuesta en ese sentido.
Parecía imposible que, en un partido con la estructura del PSOE, tan sólida, alguien que tuvo que salir de la secretaría general por la puerta chica diese la vuelta al edificio y volviera a entrar por la grande con el pasillo de aplausos de la mayoría de sus bases y con sus, hasta ese momento, poderosos detractores escondiéndose por los rincones. Recuperó su sitio en el Partido y más tarde su escaño en el Parlamento. Su dimisión como diputado fue como dar un paso atrás para coger carrerilla y saltar. Y saltó.

Y con el salto consiguió apoyos suficientes para derrocar a Rajoy en una moción de censura. Y luego ganó las elecciones aún con su partido dividido, lo que supuso poco entusiasmo en la campaña de la militancia y los líderes de algunos territorios.
Y después de algunos intentos, consiguió que la derecha se despistara, que Ciudadanos se desmarcara y él pudiese hacer un gobierno de izquierdas, en contra de un felipísmo cada vez más rechazado entre los socialistas de bien.
Y se dedicó a hacer lo que debe hacer un Presidente de Gobierno, gestionar el Estado con el instrumento de un político: la Política.

En circunstancias pandémicas nada fáciles demostró que no iba a perder el norte, ni él ni su gobierno. Que los errores se reconocen y se corrigen, que gobernar no es un juego de niños y que las alianzas se hacen para cada cuestión con quienes quieren aliarse.
Con el serio compromiso de apoyo de Unidas Podemos, ha demostrado que, si las exigencias no eran asumibles, no era imprescindible nadie: Que Ciudadanos se hunde, queda libre el terreno para hacer alianza de izquierdas. Que el PP exige que esa alianza se deshaga, pues Casado y su gente cercana (muy cercana) se queda gritando en el parlamento y en los medios sin que sus exabruptos tengan consecuencias en el gobierno. Que Esquerra se considera imprescindible, pues un adecuado giro político y busca el apoyo de Ciudadanos que modifica las posturas que le hundieron. Que, el siempre serio PNV, se pone rígido, se demuestra que en el País Vasco hay también interlocución de izquierdas en un Bildu que se esfuerza, igualmente, en hacer política.
Esto es muy nuevo en este País, este Gobierno sigue demostrando que, para avanzar en política, hay que ofrecer salidas y cada partido, con el apoyo de quienes le votaron, elige su tema y el terreno propicio.

En estos tiempos de grave crisis de salud y, como consecuencia, económica, el Gobierno encabezado por Pedro Sánchez ha sabido separar a quienes se mueven por mejorar la situación de los gobernados y quienes solo buscan su espacio de futuro, sirva a quien sirva. Es un Gobierno que ha comprendido perfectamente que para gobernar para todos en tiempos difíciles es necesario dejarse algunas cuestiones en el camino, las mínimas necesarias, pero sí algunas. Pero no hay Independencias ni terrorismos, no se cruzan líneas rojas por mucho que la derecha quiera seguir asustando a los votantes. Y, además, las medidas económicas pueden ser compatibles con objetivos sociales, por eso la patronal está ahí, llegando a acuerdos con Sindicatos y con un Gobierno de Izquierdas.

La derecha ya ni siquiera puede convocar a los suyos a la rebeldía. Solo le queda a Casado el núcleo duro de su partido y la amistad de la extrema derecha. Y D. Pedro Sánchez, acompañado por D.Pablo Iglesias, sigue esquivando agresiones, cosechando éxitos en Europa y avanzando hacia unos presupuestos especiales, por el momento y porque seguirán consolidando su opción de izquierdas en el poder contra vientos externos y mareas internas.



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