domingo, 30 de agosto de 2020

Fisuras, veinte historias.


Ricardo GAranda

300820 Casabas


La cancelación de la Feria del Libro de Madrid de este año retrasará, entre otras cosas de menor importancia, el momento de contaros unas historias que han estado girando en mi cabeza durante un tiempo. 
Algunas ya fueron saliendo en distintos momentos, otras han ido abriéndose paso en los últimos meses de este maldito 2020. Incluso, es posible que antes de que salgan definitivamente a la luz en forma de libro, se incorpore alguna más. Tengo un pedacito de alma en Senegal y es muy posible que de allí venga alguna vida que merezca ser contada. Ya veremos. 
De momento hay listos veinte relatos que estoy deseando ofreceros para la reflexión y el divertimento.

Cada relato es una exposición de maquinaria humana puesta en funcionamiento. Vidas que en algún momento de algún lugar pueden haber sido reales. Y las introducciones poéticas de cada una de esas historias, que algunos y algunas habéis estado leyendo en mis perfiles durante los últimos dos meses, supone la válvula de acceso al sistema sanguíneo de cada una de esas vidas.

La mayoría de estos relatos han sido creados en la época del virus, durante la pandemia del Covid19 que pone a prueba, minuto a minuto, nuestra necesidad de tener miedo de los demás como medio de subsistencia. Aislamiento mental, además de físico, al reducir las esencias de nuestra vida social a recelosas reuniones en las que huimos de la frontalidad, temerosas, casi esperando perdón de quien tenemos delante por el hecho de estar ahí.

Pero, aparte de “#Quedateencasa y de Contagio, la mayoría de las historias no nos hablan de personas infectadas por este virus, tal vez sí por otros. 
"La Leyenda del Palacio de Linaresy El Accidente nos hablan de las consecuencias, a veces dramáticas, que para otras personas tienen nuestros actos. 
Otros cuentan nuestros recuerdos, esos que pudieron forjar todo lo que después fue sucediendo, o no. Tal vez solo recuerdos de momentos que recordamos con especial cariño, como en Niño, corta el agua o Piel de miel, o con resignado dolor, como en Remigia”.
El hombre que prefirió la nata a las fresas” cuenta la historia de una común decepción, cuando fuimos descubriendo el límite a nuestras ilusiones, el fracaso de quienes creíamos grandes espíritus. 
Pero hay también cantos a lo ilusionante, a la esperanza de avanzar en lo mejor, como “La sonrisa del ciclista”, “La Orquídea” o la serie “Herida” y “Quanto é bello volare”.
En definitiva, vidas que se acaban en medio de una sonrisa, como “Tanatorio” y otras que resurgen con la fuerza que solo el amor y la creación literaria (más potente lo primero) puede producir, en “La Atalaya de los cubos de Granito” y en “Pág. 119”.
Historias de vidas frustradas en “Silencio”, el sueño de la libertad vital en “El Pescador que hablaba con los peces”, la ilusión de una segunda vida en “La Cena” y un pequeño capricho futbolístico en “El Empate”.
Como remate, quiso mi amiga Luz que devolviéramos la vieja historia de “El Toro” en estas nuevas páginas y aquí estará también.

Veinte relatos, fisuras, con frecuencia difíciles de cerrar, veinte historias humanas contadas en pocas páginas cada una, para que la lectora o el lector no se canse fácilmente de ir visualizando una importante cantidad de personajes, ficticios todos ellos pero que a buen seguro conocemos en nuestros respectivos entornos. Porque no son historias inexistentes por mucho que el autor se las haya inventado.

Iremos presentando por aquí algunos de estos relatos hasta que el libro impreso salga de las máquinas. Estrenamos editorial y, en principio, la edición será muy pequeña, si alguien quiere su reserva ya sabe lo que ha de hacer: guiñarme un ojo y que yo lo vea.



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