viernes, 6 de septiembre de 2013

¿Para qué el Estado?

LA COLUMNA DE LOS VIERNES

¿Para qué el Estado?

Asumo de entrada que la pregunta del titulo puede ser un tanto amarilla y exagerada. Pero como sigamos “avanzando hacia atrás” en los cambios que se están produciendo en nuestra sociedad, me temo que no tardaremos demasiado tiempo en preguntárnoslo seriamente buscando una respuesta que realmente sirva como estrategia de organización social.
En mi columna del Viernes pasado ya comentaba yo que “nos faltaba un hervor” en esto de comprender como debe funcionar una sociedad moderna, o lo que hasta ahora hemos entendido como moderna. Deberíamos pagar nuestros impuestos, los proporcionalmente correspondientes y necesarios, y un aparato estatal, dirigido y controlado por quienes periódicamente elegimos democráticamente, los administra en beneficio de todos nosotros, de manera justa e equitativa, de manera que permita, entre otras cosas, la igualdad de oportunidades y de cobertura de necesidades en cuestiones, al menos, tan esenciales como la Sanidad, Educación, Transportes, etc…
En lugar de ello, parece que entendemos mejor un funcionamiento decimonónico, basado en la caridad del rico para ganarse los cielos o la tranquilidad de espíritu. En el Siglo XXI.

A mi me parece que lo que plantea ahora la rectora de la Universidad de Málaga, y que apoyan, con mas o menos matices, un importante numero de representantes universitarios y colectivos de alumnos, es una barbaridad que nos sitúa en un tremendo retroceso sobre lo que, hasta ahora, entendíamos como obligaciones del Estado. Esto se convierte en otra cosa, en un Estado de excepción cuyo límite nadie controla.

Una buena Ley De Mecenazgo (que no es ni esto lo que se propone) debiera permitir apoyos financieros para niveles educativos, científicos y culturales que, considerándose de importante provecho social  sean de difícil cobertura económica por parte de las arcas públicas. Pero la cobertura de los servicios sociales mínimos es una necesaria obligación del Estado. Si esto termina por perderse, ¿Para qué queremos Estado?. Pensemos mejor en una organización de pequeñas o grandes autarquías cuyos ciudadanos van cubriendo las necesidades sociales según surjan  y valoren en cada momento.

La rectora de la Universidad de Málaga propone colectas para que puedan pagar las tasas los estudiantes que no tienen dinero suficiente y tampoco reciben becas. Bien, mañana saldrá un director de hospital pidiendo que se hagan colectas para cubrir los gastos de quienes no tienen cartilla sanitaria. Y puede salir alguien, mucho tarda, reblandeciendo nuestras conciencias para que aportemos algunos euros con el fin de cubrir los gastos de los cuidados que necesitan las personas dependientes.  Una vez cubiertas estas necesidades por esta vía,  ¿qué nos impide aportar unos ladrillos y unos días de nuestro ocio para arreglar colegios, carreteras y todo tipo de infraestructuras?

Llegados a ese punto, disolvemos el Ejército y nos organizamos pueblo a pueblo, comarca a comarca. La única estructura estatal que quedaría sería la Iglesia, que éstos ya tienen organizado desde siempre su sistema de “donativos exentos de impuestos” tal vez previendo el futuro que ahora podemos intuir.

La  rectora de la Universidad de Málaga y  otros y otras muchas colegas, si de verdad están convencidos de que es de justicia que todo el mundo tenga la oportunidad económica de poder realizar estudios universitarios, lo que debieran estar haciendo es presionar a las autoridades para que no sigan realizando estas atrocidades. Presionar mas, mucho mas. Y no simplificar el problema de esta manera, no es correcto que así se haga, no es de recibo que cubran, con estas propuestas, las espaldas a unos gobiernos que, restringiendo, seleccionan.


Ricardo Garanda Rojas.

(@rgarciaaranda)

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