jueves, 26 de febrero de 2015

El BOE y el Papa Francisco



LA COLUMNA DE LOS VIERNES

El BOE y el Papa Francisco.



Ha venido especialmente entretenido el BOE. Mira que suele ser una lectura aburrida y pesada la de ésta publicación, pero la metafísica ha decidido divertir sus páginas y he tenido que apagar a Leonard Cohen y poner algo más alegre para intentar buscar una mejor combinación entre lectura, música y reflexión profunda.



Es necesario buscar la amistad de Dios (con mayúscula, que yo siempre he sido muy respetuoso con el BOE) para ser feliz, por nosotros mismos seremos incapaces, divinamente imposible. Debe referirse a esa felicidad completa a los que muchos mortales nunca vamos a llegar porque la miseria, la injusticia y la podredumbre que observamos a nuestro alrededor  nunca nos lo va a permitir. Ya me lamentaba yo de que mi conciencia me maltrate de esa manera y no me permita llegar a esa plena felicidad. Lo que no sabía yo es que esta limitación la tengo por ser ateo. Me lo acaba de decir el BOE. 


Pues hala, a explicárselo a los niños en la escuela para que no sean tan limitadamente felices como yo y otros ignorantes. Y que recen, que recen mucho, porque la amistad con Dios no debe ser tan fácil de conseguir.


Bien tranquilo se habrá ido el señor Rouco a su apartamento de casi cuatrocientoscincuentametroscuadrados (qué cosa más grande, seguro que se muere antes de conocer todos los rincones) que esto está controlado, que al menos el órgano de comunicación legal del gobierno sigue como antes del entierro de D. Francisco Franco. La Iglesia no se doblega a tanto rojo y masón. ¡Bien Rouco!, tu sí que debes ser feliz del todo.


El problema es que la asignatura de religión es voluntaria, no se han atrevido a más, aunque les hubiese entusiasmado, pero no se han atrevido. Cobardicas, que son unos cobardicas. Y no sé yo si tendrán muchos clientes, porque a los hijos de los infelices, ahora lo mismo hay que sumar a los de los cabreados con el Papa Bergoglio, que ha dicho cosas muy duras para algunos y algunas.


Ha dicho que no le gustan los que van a la Iglesia a rezar y luego explotan a sus trabajadores. Caray con el Papa, parece un sindicalista. Y también ha dicho que los corruptos llevan pan sucio a casa para que coman sus hijos. “Se merecen que se les ponga una muela de molino al cuello y se les lance al mar”, que no es que lo diga solo él, que ya lo dijo Jesús.


Pues en España se pueden hinchar, no sé de dónde van a sacar tanta muela de molino. Eso sí, Mar por todas partes, sobre todo en Valencia. Y si no, ríos, que lo mismo dará, digo yo, tirarlos directamente al mar que echarlos en el canal del trasvase del Tajo, que ya llegarán. Me gustaría ver como el profesor de religión de turno le pregunta a los chavales ¿tu padre lleva pan sucio a casa?. Pobres chavales, bastante tienen con la asignaturita como para preocuparse en qué deshonestidades pudiera estar metido su padre, que, al fin y al cabo, también reza aunque no se le vea feliz.


Tengo que reconocerle al Papa sus discursos. Me gustan en su boca. Hace que le respete, no por lo que es, que a mí me da igual,  sino por lo que dice y supongo que piensa. Eso me parece aún más importante. Pero no me acaba de animar, porque esto no cambia señor Bergoglio, no cambia, o lo hace tan despacio que no acabamos de pillarlo.


Pero siga usted “predicando en el desierto” y no le importe nuestras críticas, que si es para combatir al explotador y al corrupto, llámenos.


Ricardo Garanda Rojas

  (@rgarciaaranda)


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