miércoles, 27 de septiembre de 2017

PSOE, un cambio de paso lento.

 Ricardo Garanda Rojas (@rgarciaaranda)


El politólogo noruego Lars Mjoset desarrolla una teoría bastante asumible en estos tiempos que vivimos sobre el desfase entre el comportamiento de los políticos y los deseos reales de la sociedad. Las políticas de los dirigentes de los partidos y de los gobernantes tienden a mantener una línea continua, horizontal si lo expresamos en un gráfico, avanzando linealmente en el tiempo con los planteamientos sociales de los que partieron en algún momento. Mientras que en la sociedad, los colectivos, esperan otra cosa, esperan avances de verdad, nuevos, distintos según avanzan los tiempos y con ellos las propias necesidades sociales. En ése mismo gráfico sería una línea inclinada, creciente, hacia arriba.  En un momento determinado se produce una diferencia entre ambas evoluciones, entre ambas líneas, que Lars pondera como “la crisis del sistema”.

Si aceptamos esta explicación para ir comprendiendo el desarraigo que, cada vez más, se está produciendo en España entre la sociedad votante y los políticos votados, nos estaremos acercando a la tremenda importancia que en nuestro presente y para nuestro futuro significa el concepto de “Cambio”. Ni siquiera sirve hacer las cosas que tradicionalmente se han aceptado como buenas, cuándo los colectivos sociales piden avances es porque entre sus necesidades y la respuesta de los políticos, de los dirigentes, se ha provocado ya un desfase que provoca “crisis del sistema”.
Lleva tiempo ocurriendo a nivel Nacional, y ni el 15 M ni la evolución en la respuesta social en Catalunya ha servido para que el Partido Popular, en el gobierno, haya entendido que la línea horizontal es insuficiente, que hasta las tácticas conservadoras han de evolucionar con la realidad de las gentes.

Esquema de Lars Mjoset
En el PSOE, la actitud caciquil de algunos de sus máximos representantes provocó una profunda movilización entre sus bases afiliativas que consiguió corregir las pretensiones y actuaciones de quienes pretendían seguir controlando las riendas del Partido. Primero con las primarias y luego en el 39 Congreso, a favor de Pedro Sánchez y en contra de Susana Díaz, en contra de históricos como Felipe González, Zapatero, Alfonso Guerra, Corcuera, Bono, Císcar  y muchos otros, en contra también, y esto es clave para entender la situación actual, de responsables del partido en distintas comunidades autónomas como Valencia, Extremadura, Aragón, Asturias, Castilla la Mancha y el centro del huracán, Andalucía.
Pero ese cambio que con fuerza surge en torno a ese Congreso y que tendría que abrirse paso esencialmente en dos terrenos: mayor democratización y participación de las bases del partido y nueva estrategia de alianzas que desbanque cuánto antes al Partido Popular, que el grupo parlamentario socialista anterior al Congreso permitió gobernar, va entrando en periodo de ralentización.

Y es que el esfuerzo por combatir los viejos métodos y las viejas estrategias parece que se acabó, para parte de la militancia, en el hall del Palacio de Congresos de Madrid. Y el verdadero cambio, la necesitada evolución de políticas hacia lo que la ciudadanía demanda, aún no se ha conseguido en el PSOE, es más, está corriendo ciertos riesgos de involución.

Susana Díaz y todos los que defendían unas estrategias y políticas determinadas cuándo provocaron la dimisión del Secretario General, cuándo apoyaban la firma del acuerdo TTIP  y cuándo se abstuvieron para que Mariano Rajoy siguiera de Presidente del Gobierno, no lo hacían por accidente o porque no hubiesen comprendido las alternativas. Es obvio que eran consecuentes con sus ideas, planes y deseos. Y siguen siéndolo ¿por qué iban a cambiar? Ni que fueran veletas moviéndose al viento que más sople. No, siguen en ello, es, por otro lado, lo razonable. Y están parando el Cambio, lo están ralentizando, están consiguiendo que Pedro Sánchez y su equipo no lleguen a controlar el Partido que dirigen desde que ganaron el Congreso.

Hay un axioma que dice “si quieres cambiar las cosas no sigas haciendo lo mismo”, o algo así, adaptándolo a personas sería como decir “si quieres cambiar las cosas no cuentes con quienes las han venido haciendo hasta ahora”. En las comunidades dónde siguen dirigiendo el partido los mismos que antes van a seguir funcionando con la misma falta de compromiso con las bases que antes, y si hay que volver a decidir entre seguir dejando gobernar al PP o aliarse con otros partidos de izquierda, estos dirigentes van a tener la misma postura que ya tuvieron.

Este sábado hubo primarias para la elección de Secretario General en Castilla la Mancha. Emiliano García Page ganó con un margen muy importante, pero el debate estuvo equivocado, no era la capacidad o incapacidad de Page, es un hombre del partido de toda la vida, tiene experiencia y, con frecuencia, buen criterio. Pero Page, como todos los de la vieja escuela sigue la línea horizontal del esquema de Lars Mjoset, avanzará desde un viejo compromiso de las cosas que había que hacer, no va a cambiar nada que le pudiera permitir adaptarse a las demandas actuales de la militancia.
El Cambio es un concepto que tiene más que ver con la evolución de las organizaciones y de las instituciones que con personas concretas. Pero la lucha por el cambio a veces se hace complicada, dura. Según la distancia personal que nos separe del ámbito del cambio que defendemos se acorta, para los militantes de base resulta más complicado. Con Susana no había relación personal, los castellanos manchegos  podían apoyar a Pedro Sánchez sin tener que mirar a la cara de su rival y su gente, pero ahora es distinto, para defender al candidato que podría haber supuesto el cambio había que mirar a la cara de los que están en el otro equipo, y esto a veces es complicado, son muchos años de relaciones, dentro del partido y en lo personal.

Desde que en el PSOE se inició el proceso de primarias a nivel nacional, muchos supieron que avanzar en los cambios era vital para el futuro y fueron consecuentes con esa idea, pero para luchar por el cambio se necesitan esencialmente dos condiciones: Seguridad en tus ideas y Valor.

Los verdaderos planteamientos de Emiliano García Page y su equipo siguen siendo los mismos, ¿por qué iban a cambiar si están convencidos de ello? Hoy volvería a trabajar por Susana Díaz para derrocar a Pedro, hoy se opondría en la Ejecutiva Federal a que se hicieran alianzas con UP, hoy volvería a defender la abstención en el Parlamento para dar el gobierno a Rajoy…

En ésta involución, y cómo “para muestra basta un botón”, el PSOE de Andalucía ha votado con  C´s y PP en su Parlamento lo contrario que su partido ha votado en el Parlamento nacional sobre Catalunya. Susana es la gran aliada de Page, no se nos olvide.

El reelegido S.G tiene en sus manos aceptar las nuevas posiciones adoptadas en el 39 Congreso Federal, los militantes debieran exigirlo y vigilarlo, pero si a los militantes les faltan esas dos condiciones de Seguridad y Valentía, la lucha por ese cambio se iría acercando al fracaso.



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