viernes, 17 de mayo de 2013

LA TOZUDEZ IDEOLÓGICA (II Parte)



LA COLUMNA DE LOS VIERNES

LA TOZUDEZ IDEOLÓGICA (II Parte)


Ya os recuerdo lo que decía al final de mi columna del pasado viernes. Sostenía yo (no Pereira), que para la historia, era mejor considerar que Rajoy siempre fue consciente del daño que infringía, pero su Tozudez Ideológica nunca le permitió hacer otra cosa. El escorpión que confunde a la rana y se la carga aunque él se hunda con ella.

Ya decía mi amigo “el Manchego” que no había justificación para aquellas posiciones políticas que hicieran pasar hambre a los pueblos. Hablábamos de Cuba, pero no recuerdo si con esa reflexión estaba pensando en el régimen socialista de Fidel Castro o en el boicot del capitalismo yankee. Hoy sé que nos podíamos referir perfectamente a cualquiera de los dos, incluso a ambos.
Y no lo digo por un deseo entupido de parecer neutrales, que ni mi amigo ni yo lo éramos entonces, ni tampoco yo lo soy ahora. Pero ambas posiciones se han demostrado, tal vez en distintas épocas, ser más fruto de un “no enmendar” que del racional sentido de gobernar pensando en el bienestar de los pueblos. Casos sacados al azar del saco histórico de las grandes tozudeces ideológicas.

Volviendo a nuestro espacio-tiempo, en un reciente articulo firmado por el Foro de Empresas Innovadoras, expresan su incomprensión por el hecho de que aquí (Europa) no se corrijan líneas de actuación que se están demostrando perjudiciales e inútiles, en el mejor de los casos. Coincido plenamente con ellos en que la política de austeridad, como único movimiento, sin compensar sus efectos con medidas oportunas de reactivación, se convierte en una doctrina “casi fundamentalísta” dicen ellos, yo retiraría el “casi”.
Y me congratula coincidir con Eduardo Alcain en que la salida de la crisis no depende de paciencias y resignaciones, comprensibles en regímenes paternalístas dónde el líder está convencido de controlarlo todo y pide a sus súbditos que tengan fe en él y su buen gobierno.
Como insiste Eduardo en multitud de ocasiones, la salida está en las políticas de inversión basadas en medidas innovadoras y creadoras de competitividad.

En esta línea de critica se están moviendo la inmensa mayoría de economistas y otros técnicos ¿Va a resultar que solo los gobernantes consideran que estamos en la línea correcta? . Yo no creo tal cosa. Más bien creo que han de conseguir sus objetivos ideológicos por encima de todo, nos cueste lo que nos cueste, hunda a quien hunda. Con una Tozudez a prueba de cualquier razonamiento, aunque éste se apoye en la evidencia.

Da mucho de sí este tema de la falta de flexibilidad de gran parte de los gobernantes de Oriente y Occidente, y sus consecuencias, diversas como diversas son las culturas de quienes la sufren: pobreza, guerras, terrorismo, inseguridad social…

Los nacionalismos, al menos en algunos momentos de la historia, no dejan de ser consecuencia de esa Tozudez ideológica que a veces, no sólo a políticos, sino a diversos e importantes colectivos sociales, les aborda. Ese empeño de nuestros tiempos en tener que ser vasco, o catalán, o español. ¿De verdad es tan importante ser de un país o de otro? Lo cierto es que cada vez más gente, sobre todo jóvenes, no les importaría ser alemanes, o franceses o americanos, con tal de que su profesión, sus estudios, en definitiva su vida se vislumbrara con un poco más de claridad. ¿qué euforia nacionalista posee el que tiene la necesidad (lo haga o no) de irse a otra parte del mundo a formarse o a ganarse la vida?

Es la realidad la que debiera hacer estallar el fatuo globo de la obsesión por las razones supremas.


Ricardo Garanda R.

1 comentario:

  1. Con algo más de dos meses de retraso, me declaro seguidor de este blog. Felicidades. Me ha gustado mucho. He accedido a curiosear por primera vez y reconozco que he tenido que leer todo el contenido de una vez. No lo podía dejar para otro día. Si me lo permitís, algún día podría dar mi opinión sobre algún contenido en particular. Además, esa "persona mayor" que "por eso escribe" sabe que no puedo callarme si creo que tengo algo que decir.

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