Él
no pudo evitarlo. Todo lo que leía en las redes le cabreaba. Repetía por los
rincones: ¡Hay que hacer algo!, ¡hay que hacer algo!, ¡hay que hacer algo!
Un
grupo de africanos, en busca de vida,
mueren en el océano alambrado. Un grupo de manifestantes son puestos de
rodillas de cara a la pared, en la calle, por un comando de románticos del
fascio con uniforme y placa. Un Ministro se empeña en introducir crucifijos en
los órganos de reproducción femeninos mientras su Vaticano se queja de una ONU
que les trata fatal, no dejándoles ni esconder a sus pederastas preferidos.
Buenas
intenciones tenía Ramiro. Pero ya se estaba cansando de apoyar las causas a
base de firmas. Estaba decidido a hacer algo más ¡Hay que hacer algo!.....
Gobernantes
que no se saben explicar, porque no
saben cómo se puede explicar. Una mujer con su hijo enfermo a la calle. Otra
niña a la que niegan su derecho a respirar, ¿Derecho? Jueces que sólo pueden darles la razón o se
equivocan. Y los currantes a la calle, porque si, porque quien decide quiere
ganar más (a la mierda la coca-cola, es preferible la cola-loca de un
homosexual en el Kremlin).
Ramiro
lleva ya varios años diciendo que mañana, sin falta, hace algo. Él siempre tuvo
grandes y heroicas intenciones: En cuanto salga el sol mañana salgo a la calle
y…
Pero
al día siguiente el Sol no salió. Ni al otro, ni al otro. No ha vuelto a salir.
EL
QUE NOS MANDA Y DIRIGE HA DECIDIDO QUE EL SOL NO SALGA MÁS.
Sus
razones tendrá.
Ricardo Garanda Rojas
(@rgarciaaranda)
(Postdata:-
¡Joder!, ésta viñeta de Idigoras y Pachi ha conseguido ponerme nervioso)
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