LA COLUMNA DEL VIERNES
Pedro y Elena tenían ya la vida
resuelta.
Ahora no van a tener nada, ni
siquiera techo propio. Y la pensión no da para el alquiler, para los gastos
suyos y de la familia de su hija, también sin techo, y encima para seguir
pagando al banco lo que se sigue debiendo.
No había sido fácil hasta ahora, desde
que se vinieron del pueblo a la ciudad, hace ya 45 años, hartos ya de aquella
fábrica de calzado que daba para la manutención pero para pocos sueños.
Y cuándo parecía que ya las cosas
se habían encauzado más o menos bien, todo se ha complicado de manera
espectacular.
Hace cinco años y unos meses hubo
un ERE en mi empresa y los dos fuimos a
la calle. El subsidio por desempleo se agotó y no ha habido manera de encontrar
trabajo, ni de periodistas ni de nada.
Ya no podíamos seguir pagando la Hipoteca. Nos embargaron la vivienda.
Tuvimos que irnos a vivir con mis suegros.
Pero al banco había que seguir
pagándole. Con la pensión de mi suegro no se podían cubrir ni la mitad de los
gastos: gastos fijos, comida, ropa, libros y material escolar de Sandrita, y la
cuota del banco…Mis suegros nos habían avalado y tuvieron que malvender su piso,
antes de que se lo quitaran también, e irnos de alquiler a otro más modesto. Ni
Luisa ni yo encontramos un trabajo con una cierta estabilidad y las reservas se
van agotando. La cosa está mal, muy mal.
El otro día la
PAH nos convocó a una concentración en la puerta de un
responsable del PP que tienen que votar, dentro de poco, la modificación de la
actual normativa.
Fuimos, dimos algunos gritos,
pegamos algunos carteles. Pedimos, especialmente, la dacion en pago, para que
en casos como el nuestro, la deuda quede saldada con la entrega de la vivienda
causante de esa deuda.
Pedimos también que se prevea la
existencia de viviendas sociales, con alquileres reducidos, para poder tener un
sitio dónde vivir hasta que se arregle la crisis de empleo y podamos ir
saliendo de esta tremenda situación.
Aparte de eso, todo transcurrió
de manera totalmente pacífica, no amenazamos a nadie. Simplemente llamamos la
atención de los medios de comunicación para que se escuchen, una vez más,
nuestras reivindicaciones.
Ahora, la Delegada del Gobierno en
Madrid, señora Cifuentes, y el señor Hernando, que no sé que cargo tiene en el
partido que gobierna, dice que somos unos PROETARRAS y unos FILOTERRORÍSTAS, o
algo así.
Esto es increíble, Luisa y yo no
entendemos nada. No podemos ya entender nada. Solo me queda el escape de
devolverles el insulto, probablemente tan exagerado como el suyo. Yo diría que la Señora Cifuentes y el Señor
Hernando son unos FILOFASCISTAS a ver que tal les sienta. Seguro que no les
molesta ni la milésima parte de lo que a nosotros nos dolió. Estúpidos.
N.A.- Esta historia es ficticia,
los personajes citados: Pedro, Elena, Luisa, Sr. Cifuentes y Sr. Hernándo, no
existen. Son fruto de la imaginación del autor.
R. GARANDA R.