El patán del ascensor
Yo nunca me atrevería a montar en un ascensor junto con el
alcalde de Valladolid, ese señor que ofende continuamente a sus ciudadanas
representadas. Me escondería o subiría por la escalera para evitar, no sé si el
mayor riesgo de que me metiera mano en contra de mi voluntad, o el de que me
llamara mentiroso cuándo yo dijera que me había rasgado los calzoncillos. Bien
parece que esa es su estrategia: grita al mundo que si alguien que salga del
ascensor con él, insinúa que le o la han violentado, será directamente una
mentira encaminada a ofender lo más profundo de su honor, como si supiera o
supiese lo que es eso.
Pero no es lo que diga esté machista patán lo que realmente
me preocupa, ser alcalde no es garantía de nada cuándo de limitaciones mentales
debatimos. Lo que realmente me viene corroyendo es pensar en la cantidad de
personas que aún siguen pensando como él. ¿Cuánto hemos avanzado en la lucha
contra el machismo cultural aún imperante? Me temo que poco…Estoy seguro de que
miles, millones de bellacos y también muchas bellacas siguen aplaudiendo
reflexiones como las del señor de la Riva, por eso los votan y legitiman sus
machistas pensamientos y actuaciones.
La mayor expresión del convencimiento machista es dar por
hecho que el feminismo es un arma para adquirir ventajas sobre los hombres,
cuyos privilegios no tienen por qué ser puestos a prueba.
El europeo Arias Cañete lo tenía muy claro, por eso lo dijo.
Necesitaba ocultar su superioridad como hombre para que las y los feministas no
se lo reprocharan.
Le harán Comisario o no, pero el problema sigue sin estar
ahí. ¿Cuántos de la Riva y cuántos Cañetes hay sueltos por las calles?
Ese si es el problema.
Ricardo Garanda Rojas
@rgarciaaranda