En el último Congreso Federal del Partido Socialista
Obrero Español se vivió un momento totalmente extraordinario en nuestro sistema
democrático partidista. La militancia había decidido previamente, en las primarias,
que había que restituir a D. Pedro Sánchez como Secretario General.
En el Congreso ya no se podía modificar esta idea de
las bases, entre otras cuestiones, porque la mayoría de delegados y delegadas
del mismo representaban a la misma mayoría interna que marcó el resultado en
las Primarias. El sector conservador del PSOE, encabezados por la Sra. Susana
Díaz, arropada por los señores Page, Lambán, Vara y otros muchos representantes
de los sectores Felipistas, habían perdido.
Perdieron, pero, salvo algunas excepciones, no aceptaron la derrota, decidieron
que era más importante su posición conservadora minoritaria que la decisión
progresista que ganó mayoritariamente el Congreso. Eso, unido al dolor
insoportable que les supuso su fracaso estratégico.
En ese Congreso, con D. Pedro Sánchez, ganaron dos
ideas prioritarias:
1.- El PSOE tenía que dejar de sostener a un Gobierno
del PP.
2.-El PSOE tenía que conseguir ganar las elecciones y
formar una mayoría de gobierno con el claro objetivo de hacer políticas de
izquierdas, que beneficiara a las clases trabajadoras y a los sectores más perjudicados de
este País.
Ambas cosas han ido para adelante.
Fue muy doloroso para el grupo parlamentario que se
había abstenido para que gobernara Rajoy, tener que avanzar por el camino de la
moción de censura contra Rajoy. Algunos traumas personales se conocieron.
Es muy doloroso ahora para el sector del PSOE que
asume la cultura nacida en los inicios de la democracia de que “a la izquierda
del PSOE nadie” (¿Qué pactó Felipe González con Suarez a este respecto?) asumir
que las políticas de izquierdas se hace con ellos, con los grupos “a la
izquierda” y sus reivindicaciones. Es muy doloroso para este sector acomodado
del PSOE asumir que los problemas territoriales se resuelven acordando con
ellos, los independentistas, y sus reivindicaciones.
No hay que entregar nada, pero hay que llegar a
acuerdos valientes que nos permitan avanzar, porque para quedarnos paralizados
y dejar las cosas en su conflicto eterno, ya está la derecha.
Pero al señor Page, y a otros muchos de la escuela de
Suresnes, les preocupa más lo suyo, si hay críticas al gobierno central y
apuntarse a ellas pudiera dar beneficios para su continuidad como Presidente de
su Comunidad, allá que va. Le importa menos todo lo que líneas más arriba he
mencionado.
Un amigo me decía hoy que el PSOE podría perder en el
resto de España lo que pueda ganar en Catalunya. Puede ser. Igual que puede ser
que, en alguna comunidad autónoma, se puede perder por la izquierda (incluidos militantes
del propio partido socialista) lo que pretenden ganar por su derecha.
Por cierto, y ya acabo, Catalunya es mucho más que una
comunidad autónoma conflictiva, siempre ha sido, y sigue siéndolo, el principal
puente cultural y económico de España con el resto de Europa. Muchos Pages
harían falta para hacernos olvidar esto.