Al empeño de Feijoo por esta cuestión de que gobierne el cabeza de la lista más votada solo se le puede buscar una explicación lógica, al menos yo no soy capaz de encontrar otra: Poder justificarse, con la negativa del PSOE, cuando pacten con Vox.
Especialmente en las
elecciones municipales no parece que haya especiales conflictos en el momento de componer las mayorías
necesarias para elegir alcalde. Salvo alguna extraña excepción, los partidos
progresistas llegan a acuerdos para unirse y lo mismo hacen los de ideología
conservadora. La noche del recuento todo el mundo hace sus operaciones de suma
con la máxima naturalidad.
Eso permite, a unos y
otros, fijar las necesarias mayorías en los Plenos para sacar adelante las
correspondientes iniciativas y medidas. ¿De qué serviría que la alcaldía
estuviese en manos del candidato o candidata cabeza de la lista más votada, si
luego esa opción queda en minoría en esos Plenos?¿O es que la propuesta incluye el mutuo apoyo en las votaciones?
Por otra parte, las
coaliciones de gobierno, en cualquier ámbito, son complejas y, normalmente,
complicadas, pero ricas: Tener la oposición en casa y discutir las cosas antes
de salir a la calle siempre te permite salir con más seguridad, con ideas más
completas y reforzadas.
Uno de los problemas es
que no todos los compañeros de viaje aportan. El PSOE tiene que compartir el
suyo con Unidos Podemos y no siempre se entienden entre ellos, pero ambos son
partidos que miran para adelante. Pero Vox mira hacia atrás, y eso retuerce
profundamente las expectativas de futuro a las que el PP pudiera aspirar.
En cualquier caso, este
debate, propiciado por el presunto candidato del PP para las generales, parece
bastante falso. Da la impresión de que el único objetivo es liarlo todo un
poco, embarrarlo. Primero habla de un acuerdo global, para todas las elecciones, incluidas
las generales, después, en su discurso, lo circunscribe a las elecciones
municipales, pero al mismo tiempo le pide a Pedro Sánchez que se comprometa a
no gobernar si el Psoe no es el partido ganador.
Solo nos faltaría tener
un Parlamento en el que las posiciones de todos los partidos que no fueran PSOE
y PP quedaran anuladas a la hora de formar y apoyar gobiernos, porque sus votos
se invaliden con un acuerdo entre los dos partidos mayoritarios. Eso es una
barbaridad democrática.
Pero ni siquiera en su
partido están de acuerdo. En Madrid, Isabel Díaz Ayuso ha sido consecuente
sabiendo que ella llegó a la presidencia habiendo quedado su candidatura por
debajo de la de Gabilondo. Y el Alcalde, exactamente igual. Y el gobierno de
Castilla y León, el de Andalucía, el de Murcia… Y ¿Cuántos ayuntamientos de
España estarán en esas circunstancias?
¿Por qué ahora y no
antes? Hay que ser consecuentes y honestos, si ya el PP ha conseguido el poder
en varios sitios, gracias al apoyo de Vox, pues que siga conformándose con esa
ayuda y asuma las consecuencias internas que eso puede suponer, además de
aguantar las miradas aviesas de sus compañeros y compañeras en el Partido
Popular Europeo.
Si quieren dejar de ser
quienes dan vida a la extrema derecha antidemocrática, solo les queda la opción
de sacar mayorías absolutas en los ámbitos en que quieran gobernar. Perdieron
su apoyo histórico de la derecha de Euskadi, y la de la derecha catalana, y se
han preocupado de que Ciudadanos fuera perdiendo todo su fuelle dándoles,
primero, el abrazo del oso y asfixiándolos después poco a poco hasta que se han
quedado sin aire. Están solos, únicamente les queda Vox. Que se deje este señor Feijoo de
mandangas.