Ricardo GAranda, 10 de Julio de 2022
Si al menos dentro
tuviera suficientes apoyos…No sé.
A VOX le da igual todo,
si algún día gobierna el PP, que lo hará, sin necesitar su apoyo, atacará a Feijoo
igual que ahora hace con Pedro Sánchez. No creen en el sistema democrático y su
deseo último es cargárselo, aunque el camino tenga que ser su participación, ya
que una asonada con armas ahora no parece posible. Si lo fuese no tendrían
ningún escrúpulo, baste escuchar a sus bases en las tertulias cantineras: “Y que no haya nadie que le pegue un tiro…”
Al PP no le da todo igual,
pero casi. Todo tiene que ir muy mal en España, aunque no sea verdad: la mayor
inflación, la peor recuperación. Les da igual que los datos de los que informan
continuamente los organismos oficiales de España y de Europa, no solamente
desmientan esas aseveraciones, sino que, además, nos informen de que la
economía española es una de las que mejor aguanta esta monumental crisis
provocada por una pandemia y una guerra, que llegaron sin haberse consolidado
aún la recuperación de la crisis económica de los años anteriores. Son
conscientes de que con su negativo discurso pueden influir para que de verdad muchas
empresas españolas vayan a la quiebra o trasladen su centro de producción, ante
la incertidumbre potenciadora de una inestabilidad que afecte negativamente al
mercado.
No les importa, cuanto
peor mejor. En aplicación a la “ley Montoro” necesitan que parezca que todo se
hunde y luego ellos será los salvadores. Pero España no está, con este Gobierno,
al borde de la bancarrota ni ellos nos salvan de nada, salvo a los suyos: la
crisis anterior la intervinieron dejando a millones de trabajadores en la
calle, provocando las bajadas de salarios, limitando casi a la mínima expresión
el crecimiento de las pensiones y los salarios y plantillas del personal
funcionario. Así nos va ahora, por ejemplo, con la Sanidad.
La IGLESIA española no
acaba de entender su espacio idóneo de relación con un Gobierno claramente
laicista. Su tradición de invitado preferente, cuando no de asesor influyente, unido
a que, aún en muchos municipios y algunas comunidades autónomas de distinto
signo de gobierno, se les sigue mimando y permitiendo que sus actos y discursos
religiosos se impongan a toda la sociedad de manera global, sin distinciones
entre creyentes y laicos, no les obliga a situarse en lo que debiera ser la
norma obligatoria de mantenerse al margen de “lo terrenal”. No acaban de
entender que sus leyes y sus ritos solo afectan a los católicos y a los demás
deben dejarnos en paz. Como dice Víctor en una canción: “déjenme en paz que no
me quiero salvar”.
Esto, con un Gobierno
Socialdemócrata y, por ende, militante del laicismo, se les complica y se
revuelven contra la posible pérdida de poder e influencia.
Algunos sindicatos de
POLICIA, mayoritarios en sus bases, se han dejado influir peligrosamente por
los mensajes demagógicos de la Ultra Derecha, y sus declaraciones apuntan a
unas claras reivindicaciones de cambio de gobierno, basadas en reflexiones políticas
que, para nada les corresponde y que rompen el imprescindible equilibrio de
imparcialidad que ha de obligarles en su dedicación en la defensa del orden
institucional y público. Han cambiado muchas cosas y no solo el color de los
uniformes, pero para quienes les conocimos en su época de “Grises” nos parece
que mentalmente, muchos, no han cambiado de color.
La JUDICATURA viene de la
élite, de entre los próceres de nuestra sociedad franquista. Muy pocos han
tenido la necesaria capacidad intelectual como para entender que lo importante
en su misión no es lo que ellos crean y piensen, sino el cumplimiento estricto
de las leyes que ellos y ellas están obligados a defender. Pero en lugar de
ello, en la mayoría de los casos, parece que su miserable misión es la de
defender a las gentes de su casta, a los suyos, a las suyas. Por ello se llegan
a pactos como el del CGPJ, mantenerse en el poder, aunque no les corresponda:
“No permitáis que nos cambien y nosotros no nos vamos”.
Yo creo que es el mayor
escándalo de esta democracia. Pero el tiempo va apretando y ya estarán dudando
si podrán seguir manteniendo su situación elitista si no gobiernan pronto sus
amigos.
Con UNIDOS PODEMOS nada
es fácil. Son corresponsables de la labor de Gobierno, pero tienen, como es
razonable, ideas propias que, con frecuencia, no coinciden con las del PSOE en
muchos de los pasos que se van dando. En unos casos se llega al consenso entre
los dos y en otros es más difícil o imposible. No se les puede pedir que
oculten su opinión sobre los temas que consideran cruciales, aunque ello
parezca que están cerca de una ruptura que, según dicen, parece estar lejana.
Pero las elecciones se
van a ir acercando y UP necesita acudir a ellas con luz propia. El PSOE
también, y hasta la poco polémica Yolanda, con “Sumar”, ya habla de que en este
Gobierno “falta alma”. Ella sabrá lo que ha querido decir, pero suena,
igualmente a la búsqueda de un espacio electoral diferenciado y con
personalidad propia. Ni Yolanda ni Belarra pueden permitir que la presidencia
del Gobierno sea claramente exitosa sin arrancarle algunas muescas.
Probablemente, una
ruptura pactada de la Coalición, sin provocar adelantamiento electoral, sea la
solución a esta situación contradictoria.
Los MEDIOS de
Comunicación más potentes están jugando muy fuerte, unos contra el PSOE y UP,
otros contra Pedro Sánchez y su atrevimiento a concretar, en su gobierno de
coalición, políticas socialmente progresistas. Acaba de salir a la luz pública
el escándalo de Antonio Ferreras, Inda y el Comisario Villarejo (el de todas
las salsas), pero es que parece que todos andan en un contubernio más o menos
parecido. Tan mal lo veo que me atrevo a preguntar: ¿Hay suficientes
periodistas con las manos limpias como para luchar contra esta lacra dentro de
su profesión? Ya hubo un gran lobby contra Zapatero y ahora parecen repetir,
pero jugando mucho más sucio.
Lo del Grupo Prisa se
podía ir viendo venir, pero, aun así, no deja de sorprender su nueva línea. Y
lo hacen a sabiendas de que esto les está provocando la pérdida de oyentes y no
sé si de lectores…Se ve que los intereses son otros, supongo que, en estos
terrenos, la inversión en publicidad ya no mantiene la relación directa con los
niveles de audiencia.
Y, por si fuera poco todo esto, está lo de los BARONES, algunos.
Recordemos que Pedro
Sánchez resucita políticamente después de una crisis interna del PSOE,
originada por la discusión de permitir o no que siguiera gobernando el PP o
provocar elecciones. Con Susana Díaz a la cabeza, la mayoría de los barones
apostaron por la abstención del grupo parlamentario socialista en la
investidura de Rajoy. Pedro, en esos momentos, Secretario General, se posiciono
enfrente y eso le costó su dimisión y la de toda su Ejecutiva. Nuevas primarias
y nuevo Congreso pusieron las cosas en su sitio. Pedro demostró que la mayoría
de las bases estaban con él, ganó y volvió a dirigir el partido, se fueron a
unas nuevas elecciones tras una moción de censura y Pedro llegó a un acuerdo de
Gobierno con Podemos. Todo esto fue y es inasumible para algunos barones que
estaban en el otro equipo. Siguen sin aceptarlo, no recuerdo que Presidentes como el de Castilla la Mancha o de Aragón, no sé si de Extremadura,
hayan salido alguna vez a los medios a defender y aplaudir medidas del Gobierno central.
Creo que nunca. Y ahora solo les preocupa que puedan bajar de votos en sus
territorios y perder su gobierno regional. Niegan a su Señor por mucho que
cante el gallo.
Yo creo que Pedro Sánchez fue y es un valiente socialdemócrata que se ha
atrevido a todo con una idea real de avance social, con el apoyo, claro, de
mucha gente, de dentro y de fuera de su partido, pero que cada vez tiene más difícil continuar. Las políticas
conservadoras vuelven a llamar a la puerta de la Moncloa. Solo le queda “el
Sanchísmo” que ya fue fuerte en su momento pero que ahora se intuye como
insuficiente. Y Europa, dónde recaba bastantes más reconocimientos como figura
estelar que los que recibe aquí.
Todos contra Sánchez, la cosa parece muy complicada para él y su gente,
pero de otras han salido. Veremos.