Ricardo Garanda Rojas |
Estaba feliz, conoció al hombre de su vida. Buen chico, le vimos un poco tímido cuándo nos lo presentó, pero ella decía que era un buen chico y que se querían mucho. Muy bien, Pilar se merecía encontrar un hombre que la quisiera.
Un día, hace ya unos meses, nos llamó para decirnos que no podía salir a tomar una caña como habíamos quedado, que tenía muchas cosas que hacer en la casa, que ya quedaríamos otro día. Nos pareció raro, pero pensamos que era muy tierno que de pronto se hubiera hecho tan casera.