Qué difícil es ser humano, ésta variante de la
racionalidad que nos separa del resto del mundo animal nos complica la jugada
una barbaridad, sobre todo cuando tenemos que intentar utilizarla para buscar
la explicación a las continuas y cotidianas irracionalidades que nos
caracteriza. No creo que ningún otro animal tenga síntomas depresivos por no
entenderse ni a sí mismo ni a los demás.
La preservación de la vida, retrasando lo más posible, con tendencia al infinito, el momento en que tenemos que dar a alguien de baja, parece el objetivo prioritario de nuestros esfuerzos: estudiamos, experimentamos, gastamos gran parte de nuestros impuestos para avanzar en las ciencias médicas como medio de buscar curaciones a las distintas enfermedades o accidentes. Con frecuencia ese enorme esfuerzo personal y colectivo se realiza para ganar unos meses, unos días a la vida. Todo ello está bien, cada uno y cada una, según sus creencias y experiencias podrá introducir matices a esta manera social de comportarse, pero en general, el concepto está asumido, hay que salvar y alargar vidas. Correcto. La contradicción no está en esta empresa común, mayoritariamente asumida, sino en la contraria.
Como carajo contrastamos nuestra racionalidad salvadora con esos otros argumentos, también aparentemente racionales, para justificar las muertes que nosotros mismos provocamos.
Fotografia de J.L. Romero |
No es nada racional comprender que mientras ponemos
los medios para sacar una bala de un cuerpo, disparamos con la otra mano otra
bala que atraviesa otro cuerpo.
El mayor fracaso de esta humanidad es tener que asumir que es incapaz de dedicarse exclusivamente al avance que supone salvar vidas y mejorarlas, al mismo tiempo, esta misma humanidad organizada, se ve atrapada en la vorágine de destruirlas.
El mayor fracaso de esta humanidad es tener que asumir que es incapaz de dedicarse exclusivamente al avance que supone salvar vidas y mejorarlas, al mismo tiempo, esta misma humanidad organizada, se ve atrapada en la vorágine de destruirlas.
Nuestros sentimientos son generalmente bondadosos ante estas decisiones, solemos ponernos mayoritariamente del lado de la no violencia, pero nos esforzamos en mantener un sistema social internacional que parece necesitar de esa violencia, institucionalmente aceptada, para justificar sus limitaciones, nuestras limitaciones.
Ya podéis acusarme de buenísta, viendo la alternativa no me sentiré ofendido.
Ricardo
Garanda Rojas
(@rgarciaaranda)
(@rgarciaaranda)
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