Ricardo Garanda (@rgarciaaranda)
Escribir no es difícil, hacerlo bien es ya otro nivel, siempre subjetivo y frecuentemente complicado de identificar. Publicar lo escrito, hasta ahora, era casi imposible, salvo que el autor o la autora decidiera satisfacer sus necesidades de hacer público sus ideas, sus pensamientos, sus reflexiones, sus sentimientos, para su gente más cercana, en cuyo caso, con más o menos idea de diseño y de estética, quedaba la opción de ir a la imprenta y hacer una autoedición a su costa con la esperanza, al menos, de poder cubrir los gastos.
Las editoriales deciden cuál es el material que
puede conseguirles beneficios si asumen su publicación. Con criterios
comerciales más que de calidad literaria, aunque con frecuencia, no siempre,
suelen coincidir, con protocolos de los espacios libres en el mercado editorial
y del momento temporal en el que se puede asumir la publicación de una obra
determinada. Miles y miles de novelas, libros de historia, colecciones de
poemas, etcétera, en la cola de la indefinición y la inexistencia, esperando su momento, su oportunidad, su espacio en el
mercado, que con frustrante frecuencia nunca llega.
Nace la Sociedad Cooperativa de Escritores
Independientes (SCEI) con su Editorial Proust y una solución intermedia empieza
a ver la luz: el autor, la autora cubre sus gastos de corrección e imprenta
pero ya hay una editorial, una organización que facilita la distribución, actos
de presentación, stand en diversas ferias y fiestas del libro. Ya hay un equipo
que asesora y ayuda y da a conocer nuestra obra. La diferencia es importante, yo
diría que fundamental.
A las tradicionales Editoriales no les gusta esta
idea, no les va bien que se puedan vender libros sin su control, saltándose
protocolos de mercado que ellas han establecido. Temen perder la potestad de
ser ellas quienes deciden cuándo, cómo y porqué se publica un libro. Por eso
ejercen su boicot. Por eso los escritores de la Editorial Proust no podemos
exponer nuestros libros en la Feria del libro de Madrid, ni en otros sitios,
como Córdoba. Sí pudimos estar en la de Barcelona, en Valladolid y en Granada.
El sello de Independiente se hace muy duro para
quienes exigen dependencia.
En estos días, la SCEI y su Editorial Proust está
celebrando su propia feria del libro en Madrid, en el Parque de La Vaguada: LITERANIA
2017. Quinientos metros cuadrados de stand con novelas, poemarios, libros de
historia, ficción, viajes, realidad, sueños, deseos cumplidos o frustrados: Vidas, que es lo que
hay en los libros, vidas.
Prácticamente todos los y las que aquí estamos no
hubiésemos podido tener ésta magnífica oportunidad si hubiésemos dependido de
una Editorial al uso. Mucho menos si hubiésemos editado solo por nuestra
cuenta. Es la aventura de la Independencia, si algo nos gusta y estamos
capacitados, que alguien nos ayude, que cada uno, a su vez esté dispuesto a ayudar.
De eso trata esta historia.
De eso trata esta historia.
Por Literania están pasando cientos de personas, escritores,
lectores. Se esperan muchos más de aquí
hasta el domingo siete de este mes de Mayo. No solo hay libros, aun siendo eso
lo esencial, hay otros quinientos metros cuadrados para la música en directo, monólogos, parodias y degustación
de productos gastronómicos. Ambiente, otra vez vida, con nada se pelea la
literatura.
Se puede ofrecer cultura rozando los límites
trazados por lo más egoísta del mercado. Solo se necesita una condición: que
los lectores sepan comprender que hay mucho más detrás de los grandes títulos,
de los grandes autores.
Facilitemos el espacio a los nuevos creadores y a
las nuevas creadoras. Cultura independiente, hasta dónde nos dejan. Vida.
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