LA COLUMNA DE LOS VIERNES
¿Para qué el Estado?
Asumo de entrada que la pregunta
del titulo puede ser un tanto amarilla y exagerada. Pero como sigamos
“avanzando hacia atrás” en los cambios que se están produciendo en nuestra
sociedad, me temo que no tardaremos demasiado tiempo en preguntárnoslo
seriamente buscando una respuesta que realmente sirva como estrategia de
organización social.
En mi columna del Viernes pasado
ya comentaba yo que “nos faltaba un hervor” en esto de comprender como debe
funcionar una sociedad moderna, o lo que hasta ahora hemos entendido como
moderna. Deberíamos pagar nuestros impuestos, los proporcionalmente
correspondientes y necesarios, y un aparato estatal, dirigido y controlado por
quienes periódicamente elegimos democráticamente, los administra en beneficio
de todos nosotros, de manera justa e equitativa, de manera que permita, entre
otras cosas, la igualdad de oportunidades y de cobertura de necesidades en
cuestiones, al menos, tan esenciales como la Sanidad , Educación, Transportes, etc…
En lugar de ello, parece que
entendemos mejor un funcionamiento decimonónico, basado en la caridad del rico
para ganarse los cielos o la tranquilidad de espíritu. En el Siglo XXI.
A mi me parece que lo que plantea
ahora la rectora de la
Universidad de Málaga, y que apoyan, con mas o menos matices,
un importante numero de representantes universitarios y colectivos de alumnos,
es una barbaridad que nos sitúa en un tremendo retroceso sobre lo que, hasta
ahora, entendíamos como obligaciones del Estado. Esto se convierte en otra
cosa, en un Estado de excepción cuyo límite nadie controla.
Una buena Ley De Mecenazgo (que
no es ni esto lo que se propone) debiera permitir apoyos financieros para
niveles educativos, científicos y culturales que, considerándose de importante
provecho social sean de difícil
cobertura económica por parte de las arcas públicas. Pero la cobertura de los
servicios sociales mínimos es una necesaria obligación del Estado. Si esto
termina por perderse, ¿Para qué queremos Estado?. Pensemos mejor en una organización
de pequeñas o grandes autarquías cuyos ciudadanos van cubriendo las necesidades
sociales según surjan y valoren en cada
momento.
La rectora de la Universidad de Málaga
propone colectas para que puedan pagar las tasas los estudiantes que no tienen
dinero suficiente y tampoco reciben becas. Bien, mañana saldrá un director de
hospital pidiendo que se hagan colectas para cubrir los gastos de quienes no
tienen cartilla sanitaria. Y puede salir alguien, mucho tarda, reblandeciendo
nuestras conciencias para que aportemos algunos euros con el fin de cubrir los
gastos de los cuidados que necesitan las personas dependientes. Una vez cubiertas estas necesidades por esta
vía, ¿qué nos impide aportar unos
ladrillos y unos días de nuestro ocio para arreglar colegios, carreteras y todo
tipo de infraestructuras?
Llegados a ese punto, disolvemos
el Ejército y nos organizamos pueblo a pueblo, comarca a comarca. La única
estructura estatal que quedaría sería la Iglesia , que éstos ya tienen organizado desde
siempre su sistema de “donativos exentos de impuestos” tal vez previendo el
futuro que ahora podemos intuir.
La rectora de la Universidad de Málaga
y otros y otras muchas colegas, si de
verdad están convencidos de que es de justicia que todo el mundo tenga la
oportunidad económica de poder realizar estudios universitarios, lo que
debieran estar haciendo es presionar a las autoridades para que no sigan
realizando estas atrocidades. Presionar mas, mucho mas. Y no simplificar el
problema de esta manera, no es correcto que así se haga, no es de recibo que
cubran, con estas propuestas, las espaldas a unos gobiernos que, restringiendo,
seleccionan.
Ricardo Garanda Rojas.
(@rgarciaaranda)
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