LA COLUMNA DE LOS VIERNES
¿CASTA O REVOLUCIÓN?
Tengo un
amigo entradito ya en años que vive en
una casa propia. No es gran cosa la casa. Está vieja, tiene humedades,
necesita un par de manos de pintura y cambiar las antiguas cañerías de plomo.
Mi amigo
me planteaba sus dudas el otro día sobre qué hacer con la casa. Ambos estábamos
de acuerdo en que lo más razonable era derrumbarla y levantar una nueva, con
buen material aislante y cañerías modernas, de ésas de poliuretano; con mejores
ventanales y puertas y con colores vivos en las paredes.
Pero mi
amigo se terminaba indignando al pensar en ésa solución. Con los esfuerzos que
le había costado conseguir ésta casa para vivir decentemente. No la heredó ni
se la regaló nadie, la pudo levantar con el fruto de sus esfuerzos, de su lucha
por una vida digna para él y los suyos.
Ya le
dije que siempre le quedaba la opción de seguir mejorándola, de seguir luchando
para obtener un fruto merecido. Total, la opción de derribarla y hacer una
nueva siempre estaría ahí presente, cuándo no hubiese más opciones.
Pero
¿Cuál es la mejor opción? Volvía a quebrar mi amigo. ¿Y si derribo lo
conseguido y lo nuevo no me convence?.
Lo nuevo
siempre ha de ser mejor, más limpio, más sano, construido con materiales más
modernos, más adecuado para que habiten tus jóvenes hijos y tus futuros nietos.
Ya. Me
dijo.
Esta
casa necesita reformas, incluso cambios estructurales, pero tiene buenos
cimientos. Sólidos, comprobados una y otra vez resistiendo altercados
controvertidos en varias averías que hubo que ir solventando sobre la marcha.
Tuve que
reconocérselo. Si, está construida por buenos profesionales, antiguos, viejos,
pero de buena Casta. Con buenos cimientos, efectivamente. Y le has ido haciendo
algunas nuevas reformas que la fortalecen. Pero también dejaste realizar
algunas chapuzas que la han ido deteriorando un poco. Quizás es el momento de
cambiarlo todo, incluso los cimientos. Hay ahora unos sistemas nuevos que se
llaman anti-motin, o anti-botin, o algo así…Tal vez haya llegado el momento de
cambiar todo, de revolucionar todo, no sólo los arreglos que has ido haciendo
durante éstos años, sino incluso los propios cimientos.
Los
vecinos me van a mirar mal, todavía les debo dinero que me prestaron para las
reparaciones.
Bueno,
ya no podrás pagarles, deben entenderlo, al fin y al cabo puedes exhibir buenas
razones para hacerlo, seguro que les gusta y te copian. Y si no es así, da
igual, te aislaran un poco, pero te buscas nuevos vecinos que te entiendan y
arreglado
.
Tal vez
tengas razón, pero ¡qué pereza!.
Es
verdad, ¡qué pereza!.
Ricardo Garanda Rojas
(@rgarciaaranda)
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