#CuentasClaras
Dos Historias y una Decepción.
Romerojl |
Después
se planteó también la necesidad de conseguir a los mejor preparados para
realizar la tarea sindical que queríamos para colocar a CC.OO. dónde está, en
el primer puesto indiscutible del sindicalismo de éste Pais.
Esto,
según en qué circunstancias y sectores, podía ser más fácil o difícil,
directamente posible o imposible.
En
el Sector Financiero era complicado que posibles buenos sindicalistas se
decidieran a dejar su puesto y dedicarse a la militancia sindical con pérdidas
de hasta el 20-30% de sus ingresos. Y las empresas no daban facilidades,
“conmigo o contra mí”. Solo eran compatibles las dos cuestiones si se trataba
de militancia en Sindicatos corporativos, creados y apoyados por las propias
empresas, y que en muchas de ellas nos “daban bien” en las elecciones.
Con
la gran crecida de la afiliación, y por tanto de cuotas, y con la aprobación y
consecuentes aplicaciones de la LOLS (lectura que debiera ser obligatoria para
cualquier delegado o delegada sindical y también para algún periodista), ésa
Ley que reconoce a las Secciones Sindicales y obliga a las Empresas, dónde se
constituyan, a dotarlas de “los medios
necesarios” para que puedan desarrollar su actividad sindical, las CC.OO. de
FEBA, entonces, luego COMFIA y ahora Servicios, empezó a estar en condiciones
de competir con las empresas en cuánto a los y las sindicalistas que se
necesitaban para hacer la mejor labor en beneficio de los trabajadores y las
trabajadoras del Sector. Con el tiempo se fueron debatiendo criterios y métodos
de utilización adecuada de esos medios y los Congresos los aprobaron en sus
presupuestos.
La
estrategia empresarial de limitarnos el perfil de trabajadores al que nos
podíamos dirigir, empezó a hacer aguas, y para CC.OO. el avance, en cuánto a
afiliación y resultados electorales no parece haber sido malo.
Portada diseñada por Miquel Barceló para la edición especial con ocasión del nº 10.000. |
Salía,
además, con una fórmula empresarial nueva: muchos y variados accionistas, con
un modesto tope por persona, creo recordar que de 5.000 pesetas. Gente de
derechas, de centro y de izquierdas. Esa era la idea, su progresismo consistía
en que no lo manipulara nadie. Hace un par de días @cesargarribas nos enviaba
un tuit en el que se documenta históricamente como Manuel Fraga Iribarne
mostraba su interés y de hecho fue uno de los pequeños accionistas en ese
inicio.
El
Joven Cebrián, primer director de éste diario, fue recibido en los ambientes en
los que yo me movía como un héroe. Entre El Alcázar, el Ya, el ABC, íbamos a
tener un diario dónde se contaran las verdades, dónde no se inventaran
continuas historias contra las gentes que luchábamos por mejorar la obsoleta
sociedad española de la época.
Un
héroe era éste atrevido joven periodista llamado Juan Luis Cebrián.
Me
gustaría que alguien le pasara éste escrito, porque estoy seguro que a él
aquella situación se le ha olvidado.
Ahora,
en éste periódico, que él ya no dirige porque su preocupación actual parece ser
ganar mucho dinero a costa de lo que sea, ya no importa la verdad, ya no
importa el periodismo, el profundizar, estudiar y contrastar adecuadamente las
fuentes. Eso ya no tiene ningún valor para alguien que algún día fue
periodista.
¿Había
muerto Hugo Chaves tal y como El País aseguraba? Pues resultó que No.
¿Había
participado Monedero en esas universidades que se desde sus páginas le negaba?
Pues resultó que sí.
¿Realmente
había uso indebido, enriquecimiento injusto, movimiento de dinero negro,
malversación de fondos, utilización injustificada de los fondos de la
Federación de Servicios de CC.OO? Pues ya se les informaron que No. Y se les demuestra
con datos que es que No.
Pero
da igual, ya el periodismo de lo que fue El País no persigue la veracidad, solo
el amarillismo, y si es a favor de “su amo” pues magnífico. Justo todo lo
contrario de lo que éste diario ha defendido durante más de 35 años, los mismos
en los que muchas mesas de sindicalistas de CC.OO. se han cubierto con sus
páginas. ¡¡Qué Pena!!
Son
las dos caras. La de quienes, sin ser angelitos del cielo ni falta que hace,
durante todos estos años han luchado y siguen haciéndolo con honestidad y con
un fuerte y sano espíritu por seguir tratando de mejorar la sociedad en la que vivimos,
con las cuentas claras y trasparentes. Y la cara de quienes se han hundido en
la miseria de ir contra sus principios, entregándoselos al mejor postor, de
quienes han traicionado toda una vida de una profesión tan bella y honorable
como la de periodista haciendo de ella simple y llanamente, una mentira.
Y
todavía mucha gente, luchadores, progresistas, sindicalistas, no han
comprendido cuál es la cara de la sinceridad, de la verdad.
Que
tremenda decepción.
Ricardo Garanda Rojas
(@rgarciaaranda)
No hay comentarios:
Publicar un comentario