LA COLUMNA DE LOS VIERNES
Una
Nostálgica Sensación de Impotencia
Que
un Gobierno elegido en las urnas legisle ahora restricciones en los derechos de
expresión, de protesta, de manifestación, de apoyo a la huelga, sólo tiene una
explicación: Les molesta la Democracia, la utilizan para llegar al poder porque
en Europa, hoy por hoy, no existen otros caminos posibles. Pero no entienden la
democracia, peor aún, no la asumen: en sus casas no se lo enseñaron. Para ellos
y para ellas es incomprensible que controlando los resortes del Poder tengan
que tolerar las opiniones contrarias en forma de ataques verbales mejor o peor
razonados. Es un insulto a su dignidad y a la de la patria, que parece sólo ellos
representan, esas “algarabías callejeras” que se montan para llevarles la
contraria. No, esto no puede ser.
Nos
quieren calladitos, sumisos, “bienmandaos” como aquella “mayoría silenciosa”
que tanto admiraba Arias Navarro cuándo ostentaba la presidencia del Gobierno
de hace 40 años.
¿Qué
es la Seguridad Ciudadana para ésta generación de soldados de lo antiguo, de la
miseria intelectual, de la intolerancia? Porque nadie puede negar que contar
con Seguridad Ciudadana nos interesa a todos, pero ¿cómo la definen?. Para
ellos está claro que están hablando de su necesidad de no soportar
manifestaciones en la calle, de no entorpecer a sus representantes públicos
cuándo van a mentir en nuestra contra a algún acto, de permitir sin oposición
que los funcionarios saquen a la gente, con sus familias, de sus casas por no
tener dinero para pagarlas, de no negarse al requerimiento policial, al margen
de cualquier circunstancia…
Gran
concepto éste de Seguridad Ciudadana. Han cambiado las palabras, antes era
Seguridad Nacional y poco antes Defensa de la Patria. Pero sólo el nombre ha
cambiado, porque leyendo lo que hoy han aprobado en el Congreso con los
exclusivos votos de su mayoría absoluta, huele a rancio detrás de cada coma, a
cera de viejos archivos de la D. G. de
Seguridad.
Sólo
el hecho de sacar ésta normativa a la luz supone un retroceso tremendo en
nuestra cultura, en nuestra apuesta por el avance social en libertad, en
nuestras ilusiones de que las leyes deben servir para garantizarnos la necesaria
e imprescindible libertad de organizarnos para protegernos de los abusos de los poderosos y
sus injusticias.
Ya
hay leyes sobradas para luchar contra la delincuencia, úsense aunque les toque.
No puede ser que el Código Penal del otro día y ésta chapuza llamada Ley de
Seguridad Ciudadana sirvan para situarnos a los trabajadores de éste país al
borde de esa delincuencia que se quiere evitar. Porque esto es exactamente lo
que va a ocurrir, que les pregunten éstos legisladores de pacotilla a sus
padres y abuelos que es lo que ocurrió cuándo se empeñaban en querer cortarnos
las alas a base de decretos y amenazas policiales.
Los
que ya tuvimos que dar aquella batalla por las libertades, hoy sentimos, además
del importante cabreo, una nostálgica sensación de impotencia por ver cómo esta
derecha está siempre dispuesta a recortarnos el derecho de luchar por nuestros
derechos.
Se
equivoca esa gente interesada en mezclar. No hay nadie igual a un Partido que
no entiende, porque no quiere, como se define de verdad un Estado Democrático. Hoy
tenemos menos libertades que ayer.
Ricardo Garanda Rojas
(@rgarciaaranda)
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