Cuando yo era un poco más chaval que ahora las
cuestiones reivindicativas estaban claras, venían en bloque. Los rojos éramos
revolucionarios, ateos, anti monárquicos, anti capitalistas, defensores del sexo
libre, igualitarios por raza, edad o sexo (lo de género es posterior), y en la
mayoría de los casos, anti madridistas.
Los y las de derechas, todo lo contrario en todo.
Una generación posterior ya nos indicó que había que
esforzarse, que esta simpleza era muy difícil de mantener, que se complicaba
todo un poco. Y así fue como fuimos descubriendo que no pasaba nada si había gente de
izquierdas que iba a misa o que hubiese homosexuales de derechas (¡qué
escándalo!). Feministas en partidos conservadores, nacionalistas en
organizaciones internacionalistas. En fin, fijaros que hasta hay sindicalistas
con el carnet del Real Madrid. Esto es así, no hay remedio.
La horizontalidad hace tiempo que se impone y yo
creo que es muy para bien, es algo que nos permite más libertad individual y
eso siempre lo hemos defendido todos, los de allí y los de aquí.
En CC.OO. es muy normal que se escuche hablar de
algún tipo de evolución, de hecho han trabajado un documento que analiza,
partiendo de su historia, caminos nuevos que se pueden recorrer. Pero hay un
problema: su cultura de la verticalidad.
Este año hay un proceso congresual y pareciera que,
igual que siempre, organizaciones, es decir, federaciones o estructuras
territoriales, apoyan en bloque una postura u otra. Como mucho, en sus debates
internos una parte mayoritaria decide apoyar una opción y otra minoritaria la
contraria. Pero no hablamos solo de apoyar a uno u otro candidato o candidata,
sino también las líneas ideológicas y estratégicas que cada candidatura
defiende. En bloque, todo o nada.
Tocada queda
la libertad de aprovechar la capacidad individual de cada militante para
decidir qué apoya de una opción y qué de la otra. Yo creo que se pierden
opciones.
Salvo que se pongan encima de la mesa
reivindicaciones potentes que se desarrollen de manera horizontal. Por ejemplo,
¿cuál puede ser la solución del compromiso de las y los feministas de CC.OO. de
Madrid que militen en organizaciones federativas o territoriales que apoyan la
renovación del actual Secretario General si la alternativa es la de una mujer
que también ha demostrado sus grandes cualidades?
Las disciplinas verticales nos limitan, yo creo que
hay que abolirlas, es más, creo que hace muchos años que se tendrían que haber
abolido. Tienen mucho de impositivas.
Apuesto por el compromiso individual de cada
reivindicación, apuesto por la libertad que aporta la horizontalidad en
nuestras decisiones.
¿No queremos un Sindicato evolucionado?
Cuesta, ¿verdad?. Por eso en muchas de nuestras
organizaciones vamos a hacer lo de siempre, es más fácil, ¿para qué
complicarnos?
En CC.OO. algunas organizaciones huelen ya a rancio,
a machismo rancio.
Me encanta Extremadura, siempre lo dije.
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