Ricardo G-aranda (@rgarciaaranda)
¿No es lo mismo? Miren ustedes, con aquel acuerdo que
el PSOE propuso a Ciudadanos y Podemos pretendía gobernar desplazando al
Partido Popular. Con la posibilidad de modificar la ley electoral, Podemos
quiere facilitarse un camino al gobierno. Es lo que busca, ¿qué otra cosa si
no?. Y es lícito, muy lícito, pero siempre.
La ley electoral es mejorable, la de aquí y la de
cualquier otro país occidental. Quisiéramos que regulara de manera perfecta lo
que son imperfecciones del propio sistema, y es que los votantes de la calle El
Laurel votan en Logroño, a candidatos de La Rioja, y no en la Gran Vía
Madrileña, y los del Caminito Llano lo hacen en Cáceres y no en las Ramblas de
Barcelona. Y es muy difícil ajustar eso hasta cifras que nos permitan decir
aquello de que todos los votos han de pesar lo mismo. Se pueden hacer reajustes
que salven algunas excesivas diferencias, pero para que tuvieran el mismo valor
habría que elegir muchísimos más diputados de los que se eligen ahora en las
grandes ciudades, y entonces se produciría otra gran injusticia, el aislamiento
parlamentario de las zonas rurales.
Y luego tenemos la Ley D'Hont. Nos hemos empeñado en
su maldad como fuente de desequilibrios y no es verdad, esta ley es solo una
fórmula matemática que matiza la proporcionalidad en la adjudicación de los
escaños. Y es que, grosso modo, esto ha de ser así, no hay en el
mundo ninguna Cámara Parlamentaria en la que los escaños se adjudiquen de forma
proporcional directa y pura. Sería un Parlamento que difícilmente serviría para
gobernar, que es su fin. En algunos países anglosajones se utiliza el sistema
mayoritario, en el que quien gana se lo lleva todo, en otros como en Alemania
combinan dos imperfecciones como si así se encontrara algo mejor, la mitad se
eligen por sistema mayoritario y la otra por el proporcional. En Italia, que
durante muchos años salían a un par de gobiernos al año, han tenido que
modificar la ley en sentido contrario a lo que aquí se pretende y regalar cien
escaños al partido que gane.
Aunque, insisto, algunas correcciones, sobre todo en
el terreno de las circunscripciones, se debieran hacer, en lo esencial es
difícil encontrar un sistema que combine adecuadamente la justicia de “todos
los votos iguales” y la gobernabilidad que el Parlamento resultante debe
facilitar.
Hay otros aspectos en los que los partidos podrían
poner el acento. Si queremos asunción de responsabilidades directas y que nadie
se escude en su partido a la hora de cometer sus irresponsabilidades,
planteemos “listas abiertas” y que los partidos permitan que los votantes
podamos elegir quien nos gusta y quien no, al margen de sus siglas, que también
las tendremos en cuenta. Si no se quiere meter indeseables en las candidaturas,
plantéense listas “no bloqueadas” y así ninguna candidatura estará obligada a
completar una relación de nombres recogiendo la firma de quien esté dispuesto a
presentarse, sean cuales sean sus cualidades y pretensiones. Si en un pueblo,
un partido sólo tiene a tres personas fiables ¿por qué obligarle a presentar a
más?
Pero es necesario comprender que no es la Ley
Electoral quien debe corregir los deficientes comportamientos de los partidos,
en España se ha dado un vuelco a la estructura bipartidista, pase lo que pase
ya nunca (al menos en mucho tiempo) esto volverá a ser lo mismo. Ahora es el
momento en el que los partidos, todos,
han de mirarse por dentro, buscar fórmulas de funcionamiento más
trasparente, pensar en sacar buenos resultados con el ánimo de mejorar nuestra
existencia y no con el de recibir mayores subvenciones para su mantenimiento.
Y, sobre todo, es el momento de que se asuma que “el tú más” nos tiene a la
ciudadanía alucinada porque los reproches se mantienen minuto a minuto sin que
nada mejore, y aquí hay mucho por mejorar, casi todo.
Hoy, cada partido tiene un inconveniente o una
ventaja con este sistema electoral. El
año que viene o dentro de cinco la situación podrá ser la contraria para cada
uno de ellos. Pacten modificaciones en la línea de poner políticos a gobernar y
no partidos, aunque sean partidos quienes les eduquen.
A pactar, que si el Partido Popular sigue gobernando
no es por la Ley Electoral, sino porque el PSOE y Podemos no supieron-quisieron ponerse
de acuerdo. ¿O ya se nos ha olvidado?
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