Ricardo GAranda
Sexuagésimoquinto día de la época del Virus.
Podíamos haber sido el País que mejor hubiese gestionado la crisis del Covid19,
pero no lo hemos sido, no lo somos. También pudiéramos haber sido el país que
peor la hubiera gestionado, pero tampoco lo somos. Vaya faena, ni el gobierno
se podrá apuntar la medalla, ni la oposición el gran pretexto.
Pero las cosas son así, tenemos un Gobierno que ha estado cometiendo fallos
de organización, coordinación. Tenemos una oposición que se ha desentendido de
la verdadera gravedad de la situación. Tenemos un Sistema dónde las cuestiones
económicas siguen primando sobre las garantías de salud. Tenemos una organización política-territorial con excesivos puntos de mando, decisión y capacidad de
crítica en una situación como esta. Tenemos una sociedad poco formada para
entender de verdad una adecuada escala de valores. Yo creo que no estamos preparados para una situacion de crisis como esta.
También
estoy convencido de que si en lugar de estar en el Gobierno el Partido
Socialista con Unidas Podemos, hubiese estado el Partido Popular con Vox,
tendríamos que contar ahora una cifra mucho mayor de afectados, muy
probablemente de muertos. Pero esto es solo mi opinión, la de una persona “de a
pie” y la de cualquier otra persona “de a pie” que piense lo contrario tiene
exactamente el mismo valor. Lo que ocurre es que, como siempre pediré a quien piense lo contrario que
lo argumente, yo tengo que argumentar mi síntesis.
No solo en España, pero de
España hablamos, las presiones económicas para el urgente restablecimiento del “statu
quo” anterior al Virus son tremendas. Y son presiones que se ejercen sobre el
Gobierno por distintas vías. Observemos tres:
1.- Los partidos de la oposición de derechas, históricos defensores, como
no podía ser de otra manera, de los intereses de las clases más económicamente
potentes, grandes empresarios, inversores nacionales y foráneos, prestamistas,
especuladores de capitales, etc…Sopesan en su balanza, mejor dicho, en la
balanza de quienes les apoyan, las vidas humanas con un precio, pura ley de
mercado. Ellos saben de sobra, como sabemos todas y todos, que cuanto más
actividad empresarial y laboral, más riesgo de contagios y muertes. Pero
consideran que la parálisis supondría para ellos pagar un precio excesivamente
alto por unas pocas miles de vidas.
2.- Los empresarios en su presión directa que con una cara se reúnen con el
gobierno en un razonable papel de protagonistas condescendientes y, con la
otra, provincia a provincia se dedican a criticar cualquier medida de
contención estratégica de los contagios en locales públicos.
3.- Algunos Gobiernos autonómicos que, por un lado necesitan dejar claro
que lo están haciendo bien o, al menos, mejor que otros y no aceptan quedarse
atrás en la carrera y, por otro lado, simplemente se convierten en los
portavoces públicos de los grandes deseos de los anteriores.
Creo que el Gobierno actual está sabiendo confrontar esas presiones hasta un
punto razonable, sus deficiencias son otras. Es cierto, que se comprueban algunas cesiones, pero marcando
pautas y tiempos en base a la necesidad que tiene, a veces, de ciertos apoyos
parlamentarios para continuar con su estrategia del Estado de Alarma. No quiero
ni pensar que hubiese ocurrido si en el Gobierno hubiesen estado directamente
los representantes políticos de esos intereses económicos que valoran ese otro
equilibrio distinto al actual entre el avance económico y la garantía de la
conservación de vidas.
En cualquier caso, me temo que de esta saldremos con el corazón roto, no
solo por los fallecidos y las fallecidas, que ya sería razón suficiente, sino
porque otra vez, cuando más necesitábamos los esfuerzos colectivos e
individuales para unirnos, nuestro indomable sentido del odio al contrario
ideológico, por una parte, y nuestro enorme egoísmo individual y de clase
social, por otro, nos han vuelto a enfrentar.
No es que los problemas que entendamos en la gestión nos lleve a confrontar. No, es al revés, es nuestro sentido de la confrontación lo que nos hace coger la bola descubridora e inventadora de errores. Y así nos va.
No es que los problemas que entendamos en la gestión nos lleve a confrontar. No, es al revés, es nuestro sentido de la confrontación lo que nos hace coger la bola descubridora e inventadora de errores. Y así nos va.
Solo hay que ver como han gestionado otras crisis digamos la del Jak 42, Prestige, Atentados del 11 de Marzo.........
ResponderEliminarSi, tendrian mucho peligro.
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