Ricardo GAranda, 010623
Pedro Sánchez ha vuelto a
tomar una decisión espectacular, una vez más ha sorprendido a propios y
extraños.
¿Riesgos? No más que si
no la hubiera tomado. Me explico, si se hubiera mantenido la idea de ir a
finales de año, estos meses hubieran servido para que el Gobierno se
arrastrara, se desangrara cada partido de la coalición en sus respectivos
internos, ante la alegría y la presión mediática de un PP ahora muy crecido.
Ese PP que no hubiera respetado, de ninguna manera, la presidencia europea y
más bien hubiese arrastrado por los suelos, una vez más, la imagen de España.
Y es que, en plena
campaña, Pedro Sánchez será elegido presidente europeo, y esto no les va a
gustar a la derecha española, porque el líder socialista es un político muy
bien acogido en Europa, incluso por el Partido Popular Europeo, ese que no
entiende, en absoluto, que el PP en España se alíe con la extrema derecha para
gobernar.
Dirá nuestra derecha
nacional: ¿qué nos importa lo que piensen en Europa? Nada de extrañar, ya lo
decían sus padres y sus abuelos.
Se acabó la fiesta de la
derecha, la noticia ya no es su victoria del pasado domingo, sino la decisión
del Presidente del lunes, que vuelve a marcar la agenda política. Pero, además,
el PP, en muchos sitios, tendrá un problema: ¿Cómo disputar el ansiado centro
social y político y al mismo tiempo pactar gobernabilidades con VOX?
Pedro Sánchez ha vuelto a
dar un golpe en la mesa. Si el PP se empeñó en hacer de las autonómicas y las
locales un pulso de generales, pues aquí está la segunda vuelta. Y si con la
sangría que se provocó el fin de semana, los partidos de izquierda no se
reorganizan y sus votantes no van en masa a votar, entonces, que gobierne la
derecha porque la gente de izquierdas no lo merecerán.
Y queda la otra parte
importante de la ecuación: SUMAR.
El votante de
izquierdas lleva reclamando unidad, unidad y unidad desde hace meses. Este
votante no puede entender casos como el de Huesca: Podemos obtuvo un 4,7% de los votos, IU un
4,5%, Equo un 4,3% y la Chunta un 4,4%. Total: cero escaños dado que ninguno
alcanzó el 5%, mínimo necesario. Un 18% de voto tirado por el sumidero a causa de
la división. Vox, con el 10%, consiguió tres concejalías.
Y en Madrid, Podemos no consigue tampoco el mínimo del 5% y así facilitó la
mayoría absoluta de la señora Ayuso. Y en Canarias, si Podemos y Drago hubieran
ido juntos se hubiese podido mantener el gobierno progresista. Al ir por
separado ambos se quedaron fuera y Canarias tiene que asumir ahora un gobierno
neoliberal. Y en Valencia, y en…
El 23 de Julio, a pesar del Sunami, lo normal es que la izquierda consiga
un resultado que le permita seguir gobernando. Pero para ello, si los votos lo
permiten, seguirá siendo necesario un pacto entre el PSOE y su izquierda,
llámese U.P. o Sumar, y también se seguirá necesitando el apoyo de los partidos
de la periferia, catalanes y vascos. Si esto no se acaba de asumir claramente
entre las bases del PSOE, más les valiera la honestidad de entregar
directamente el gobierno a la derecha PP-VOX.
Por el contrario, si se aceptan estas condiciones, que luego nadie se
rasgue las vestiduras. Esto es lo que hay.
Ricardo GAranda, 010623
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