LA COLUMNA DE LOS VIERNES
La Iglesia tiene
sus Puertas cerradas
La
Iglesia, la potente, la católica, lleva años cerrando sus puertas para perder lo menos posible lo que aún conserva.
Que no salgan, hay que tenerlos lo más contentos posible.
Por eso
dicen ésas cosas que ofenden cualquier intelecto, estoy seguro que hasta el
suyo. Porque yo no puedo ni pensar en
que señores obispos, arzobispos y cardenales se crean las barbaridades que, a
veces, dicen. No, imposible, son hombres cultos, leídos. Salvo que lo hagan
para satisfacción de sus ovejas, que están todavía dentro y necesitan creer
esas cosas de que los homosexuales se curan,
de que el sexo es solo para procrear y masturbarse es malísimo, del
aborto en ningún caso… y muchas cosas más, porque cuándo deja de
sorprendernos uno, sale otro por la otra esquina y sigue la fiesta.
Es como
cuándo Rajoy dice que en el PP no hay corruptos y que toda la culpa la tiene
ZP. Tiene que controlar la sonrisa
cuándo lo dice (yo creo que, a veces, se le escapa, fijaros con detalle), pero
tiene que cuidar de su ganado, no se le vayan a ir escapando y al final no
tenga nadie a quien mentir.
Pero
sigamos con lo nuestro, no nos distraigamos con cosas mundanas. La Iglesia
cierra sus puertas para que no salga nadie y se encuentra con el problema de
que tampoco hay nadie que, con las puertas cerradas, tenga el más mínimo
interés en entrar. Y así éste Papa llega
a la conclusión de que sus problemas no son divinos, sino terrenales, muy
terrenales. Llevan tanto tiempo cerradas las puertas que los hongos y las
polillas están corroyendo los mismos cimientos de la organización más grande
del Planeta, y además, la gente que está fuera, en la plaza, no entiende nada,
absolutamente nada. Y el Papa pide paciencia. Necesita tiempo. Yo creo que
porque lo primero que necesita es saber él qué está pasando, conocer él hasta
dónde llega la carcoma y medir adecuadamente el verdadero poder terrenal que
tienen los pocos que aún están dentro.
No puede
decir el Papa que Santa Teresa no es un fenómeno de feria, sin saber antes
quienes son los que van a sacar dividendos de ésta historia. Hay que afinar,
Papa Francisco, o te caes con todo el equipo por mucha infalibilidad que vaya
intrínseca en el cargo.
Pero lo
de la pederastia es ya otro cantar. ¿Cómo puede
ésta Iglesia seguir pidiendo tiempo para esto?. Hay quien dice que el Vaticano tiene el mejor
servicio de inteligencia. Aunque simplemente fuese bueno (cuestión fuera de
toda duda), no necesitaría que nadie le dijera dónde tienen las manchas. Un
mapa, país a país, provincia a provincia, parroquia a parroquia. Con muy poco
margen de error, la Iglesia sabe perfectamente dónde está el daño.
Ya no
hay tiempo, no hay más plazos, el daño es grande y la preocupación se
generaliza. La ONU se escandaliza y cualquier sacerdote puede ser sospechoso
ya, y eso tampoco es justo.
Hay que
dejar ya de bloquear las puertas, hay que abrirlas de par en par, que se
ventile y salga el mal olor. Hay que poner en manos de la justicia a todos y
cada uno de los sospechosos de pederastia pasados y actuales. No busquen el
apoyo de sus bienintencionados y ciegos fieles. Ustedes saben lo que hay,
limpien.
Y
después estudien las causas de este perverso fenómeno. Lo mismo llegan a la
conclusión de que tanta frustración sexual no es buena ni para el espíritu ni
para el cuerpo. Aunque esto, ustedes ya hace mucho que lo saben, yo creo que lo
han sabido siempre, pero hace tanto tiempo que se encerraron que ahora les
cuesta trabajo abrir. Pues prueben, tal vez, con el tiempo y mucha limpieza,
haya gente nueva y sana que entre.
He
intentado en éstas reflexiones ser lo más respetuoso posible. No sé si lo
merecen, pero da igual. Al menos sepan que no soy “Un Asesino” por estar de
acuerdo con el Aborto, pero ustedes sí son cómplices penales por esconder a delincuentes
sexuales.
Ricardo Garanda Rojas
@rgarciaaranda
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