"No me lo puedo
creer,
Con el Aborto
otra vez….."
Había
quedado con mi amigo Fernando, pero al final no pudo ser. En mi motocicleta me
fui a la Estación del AVE. Seguro que allí me encontraría con mogollón de
compañeras y compañeros que se unirían a la reivindicación del Tren de la
Libertad.
Tampoco.
Un grupo de mujeres de una asociación feminista, alguna otra cara conocida y mi
compañera y amiga del sindicato (menos mal) Puri con su compañero. Me subí al
tren. No sé, me empecé a desmoralizar un poco. A ver Ricardo si no tiene esta
movida tanta repercusión como tú crees….Me dormí .
Ya en la
estación de Atocha, dudoso yo y con mis dolores de lumbago (va siendo uno mayor
ya para éstos líos) me voy recorriendo la Estación. Un grupito por aquí, otro
por allí, poca cosa. Tranquilo, Ricardo, es aún pronto, apenas son las once.
Subí a
la Glorieta y me acomodé en un murito para estar más cómodo. Y aquello empezó a
hervir. Atocha empezó a moverse. Cómo bandadas de estorninos haciendo
caprichosas figuras con sus movimientos: gente para acá, gente para allá. Al
Ministerio de Agricultura, al hotel Mediodía, a la entrada baja de la Estación,
hacia la cuesta Moyano… movimientos suaves como el mar en estío.
Cientos,
miles, más miles, muchos miles de personas, diezmiles, varios diezmiles de
mujeres apoyadas por muchos hombres que queríamos estar allí con ellas.
Un poco
desconcierto, no se sabía muy bien dónde había que situarse. Pero todas y todos
sabíamos que había que llevar una carta al Parlamento. Sabíamos hacia dónde teníamos
que mirar. Suficiente.
"Mujer, si no luchas
Nadie te escucha"
Un par
de asociaciones de mujeres asturianas, Mujeres por la Igualdad, de Barredos,
y Tertulia Feminista Les Comadres, de Gijón, tuvieron la idea y prendieron la
mecha: Ir en Tren a Madrid a llevar una carta reivindicativa. Lo llamaron “El Tren
de la Libertad”, porque en él se iban a montar mujeres que reivindican, una vez
más, su libertad para decidir sobre su propio cuerpo, sobre tener un hijo o
abortar sin que se lo digan ”los padres
de la Iglesia o los padres de la Política”. Mujeres que respetan mucho su vida
y la de sus posibles hijos, solo ellas saben cuánto respetan ambas, no van a
permitir que nadie venga a marcarlas el camino desde la imposición.
Al grito
de “Si, Si, Si, Asturias ya está aquí”
entendimos que aquello se iba a mover. Pero tanta gente se mueve lento.
En
cuestión de un mes escaso, había cundido la voz, empezaron a incorporarse a la
idea organizaciones políticas, sociales y asociaciones de Mujeres de diversos
puntos de España y del Mundo: de Hospitalet y
Móstoles, de Guadalajara, Albacerte
y Talavera; y de Alicante, Cantabria, Sevilla y Barcelona; y de Estonia, Bruselas,
Suecia, Cuba, Londres, México…
Era un
sueño, una idea modesta que surge con ánimo de ser universal se había
convertido, efectivamente, en una movilización universal. Aquello fue una gran
movida que necesitó la inestimable participación de la Secretaría de la Mujer de CC.OO., la organización feminista más
importante, tanto por su número de militantes como por su capacidad
reivindicativa. ¿Quién no entiende esto?.
La
fuerza ilusionante de la reivindicación justa y la capacidad organizativa y
convocante necesarias. Siempre ha sido un gran cóctel para el éxito
“Por un
aborto libre y legal,
fuera el Gobierno
por fascista y patriarcal”
Aquello empezó
a moverse, despacio, nadie nos iba a meter prisa. No era ya momento de correr
sino de cantar, gritar eslóganes contra los impositores. Los religiosos: “Hartas de la Iglesia, no nos da la gana de
seguir aguantando Talibanes con sotana”, “Aquí mandan los curas como en la
dictadura”. Y los civiles, el más
oído: “Gallardón Dimisión, por fascista
y por ...(la rima es la rima) y
el más cantado: “Hoy todas las mujeres
tenemos un deseo de libertad,. derechos pa lante, machísmo pa tras”.
Se
estaba entregando la carta reivindicativa en Las Cortes y el final de la
Manifestación acababa de salir de la glorieta de Atocha. Eso es mucha gente. Y
¡¡Sorpresa!! Sin poli. Es como si la delegada de Gobierno hubiese querido estar
también allí y saludarnos. (ya sé que flipo, pero es que soy algo romántico y
sueño)
Y luego,
la Asamblea. El Marcelino Camacho a tope. La gente haciendo cola en la calle
para ir entrando según salieran otras. Dentro un hervidero. Cincuenta portavoces
habían pedido la palabra. La de Las Comadres saludó, agradeció y leyeron el
texto: “Porque yo decido desde la autonomía moral….Porque soy libre invoco la
libertad de conciencia…Porque vivo en Democracia acepto las reglas de juego que
deslinden derechos de pecados, y ley de religión…”
“Ellas deciden, nosotros apoyamos”.
Dijeron
que estas mujeres y otros muchos millones de mujeres no van a renunciar a su
libertad una vez que ya la han saboreado. Estoy seguro. Y nosotros con ellas.
“El Tren seguirá en marcha…”
Nos
vemos en la calle.
Ricardo Garanda Rojas
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