Sabina
es la hija de podenca que acompaña mis días.
Se
llama Sabina porque nació en “Casabas” (ni por Joaquín ni por el rapto)
Es
un animal precioso y tremendamente cariñosa, fiel, exigente, divertida… para
presumir, que es lo que hago cuándo salgo con ella a pasear.
Pero
no nos volvamos locos, al fin y al cabo es un animal no racional y por tanto no
entiende muchas cosas, en realidad no entiende nada.
No
entiende que los humanos vayamos erectos a dos patas para luego tener problemas
de dolores de espaldas.
No
entiende que lo de asumir o no las diferencias entre distintas razas de humanos
sea un tema de conversación.
No
entiende que se hinche a comer quien no tiene apetito porque está lleno y haya
tantos humanos muertos de hambre sin nada que comer.
No
entiende la manía humana de cerrar los espacios e impedir el paso con
alambradas y muros.
No
entiende los sistemas de peleas y de hacerse daño a distancia, sin habernos
tocado antes, sin habernos olido, sin habernos molestado previamente cara a cara.
Intuyo
que hay muchas más cosas de nuestros actos que no entiende, pero es lógico, es
un animal no racional y por tanto no entiende nada.
No
entiende nuestra tristeza, se extraña ante nuestras lágrimas porque no sabe muy
bien por qué lloramos.
No
entiende que en las casas unas veces haya unas personas y en las veces
siguientes ya no las haya.
Sabina y sus hermanas con unos dias. |
Y
digo yo, si Sabina tuviera acceso a nuestros pensamientos, a lo que pensamos de
los demás, a lo que pensamos de la vida y de la muerte, a nuestras miles de
dudas, a nuestras poquitas seguridades, a nuestros materialistas sueños, a
nuestros reales impulsos intelectuales…Tampoco iba a entender nada, y de
hacerlo seguro que echaría en falta su vida de ser irracional.
Yo
de todas formas hablo con Sabina en voz alta, no con la esperanza de que me
entienda, aún no estoy senil. Hablo con ella en voz alta para escucharme y a
ver si así, yo que soy un ser racional, entiendo algo.
Está
claro que yo soy un animal más racional que Sabina, todos los seres humanos
somos más racionales que todos los seres del mundo canino, lo que no está tan
claro de definir es quienes tenemos el mayor índice de estupidez.
Una
cosa no salva la otra.
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