Foto de J.L. Romero |
Yo estuve en la gloria hace un par de semanas, cuestión nada fácil para un espíritu decaído como está
el mío. Pero lo cierto es que estuve en la gloria: amigos y amigas, antiguos
algunos, recientes otras y otros, justo cuando yo ya creía que era poco el
espacio que me quedaba para nuevas amistades. Amigos y amigas en la militancia,
en la cultura, en la crítica contra lo que no nos gusta y en el goce con lo que
sí. Amigos, buen “rollete”, deseado y a
veces soñado ambiente. Hace un par de semanas, ya hemos hablado aquí de ello.
Hoy no, hoy el otro lado de la moneda se me aparece con
crudeza. Joder, con lo difícil que es
hacer buenos amigos y buenas amigas cómo
nos vamos torciendo haciendo fracasar, o al menos dudar del éxito de relaciones
normales entre gentes normales.
Siempre son compatibles
diferentes ideologías entre gente que se quiere y se relaciona. Se convierten
en debates y con la generosidad a la que obliga la amistad, todo es posible. Si
no fuera así sería imposible mantener esas magníficas pandillas “de toda la
vida” dónde cada uno y cada una han ido desarrollando mentalidades e ideologías
distintas. Pero hay líneas no escritas que marcan inevitablemente distancias
inalcanzables. El sentido global de la humanidad, el respeto al diferente, el
defender a la persona como ser global,
sin diferenciar ni su color, ni su sexo, ni su nacionalidad, ni su situación
impositiva… El hombre o la mujer que viene a apoyarse al quicio de nuestra
puerta normalmente no viene a robar, viene a pedir ayuda, y no siempre
económica. Otra cosa será nuestra
racista consideración. Defender “nuestro
sistema de vida” nunca debiera ser la excusa para despreciar a quienes no han
aportado dinero para ello. La vida da muchas vueltas y conozco gente con
nombres y apellidos que ha necesitado ayuda de quienes en su momento despreció
porque la pedía. Pero aunque no fuera así…
foto de archivo "Casabas" |
Se me ve disgustado en
ésta reflexión, es evidente que lo
estoy. Hoy el día ha sido malo de solemnidad para mí.
También me he encontrado con el choque de tener que tomar partido entre unos y otros, amigos y amigos, compañeros y compañeros. ¡Vaya mierda!
También me he encontrado con el choque de tener que tomar partido entre unos y otros, amigos y amigos, compañeros y compañeros. ¡Vaya mierda!
A los que se nos han
ido quedando tantos por el camino nos da
por pensar que todo debiera ser más fácil. Sobre todo porque también se les han
quedado a ellos y a ellas, a todos. Pero no, tenemos que poner nuestras consideraciones
por delante de nuestras relaciones personales, con suficiente contundencia, que
se note claramente que tenemos una personalidad potente, dominadora. ¿De qué
material estamos hechos?
Si, ya lo sé, “me estoy
haciendo mayor”, fíjate de que tonterías hablo ahora. Ya sé que me estoy
haciendo mayor y eso no es bueno, pero al menos sé que no podré juzgar las
historias que ocurren en los parlamentos, en los mercados, en los campos de
batalla, si ni siquiera entiendo lo que ocurre en un círculo de diez metros a
mi alrededor.
Y no lo entiendo.
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