Ricardo Garanda (@rgarciaaranda)
Son las cinco y media, nadie me llama a estas horas
salvo que mi pesadilla tenga algo que ver.
No la recuerdo bien, miraré el teléfono.
“Llámame
urgentemente”.
-¿Qué
ocurre?
-Es
obvio que no has puesto la radio. Cientos, miles de personas, hombres, mujeres,
niños, jóvenes, ancianos…por la calle.
-He
dormido mal, no me cuentes historias raras.
-Migrantes,
exilados. Han aparecido de golpe. Nadie sabe de dónde salieron.
Mi pesadilla tiene algo que ver. El timbre del
teléfono me ha servido como clip en el botón de archivo. Reabro: miles de
desesperados y desesperadas se teletrasportan en el espacio entre sus antiguas
ciudades en ruinas a las calles de nuestra propia ciudad. Es imposible, sólo puede ser una pesadilla.
-Es
una Pesadilla, Ricardo. Han aparecido miles de personas que hablan distintos
idiomas, que visten diferente, que muestran rostros de angustia y lloran,
lloran, Ricardo, lloran hasta el éxtasis.
-No
se sabe, esto es Toledo, no hay barcos, ni aeropuertos, no se ha detectado esta
noche ningún aumento de tráfico. Ayer todo era normal. Nadie sabe de dónde
vienen.
De la guerra, vienen de la guerra, del hambre, de la
desesperación, de la angustia ante lo incomprensible. Y buscan ayuda.
-Vienen
de la muerte.
-¿De
la muerte?¿Y qué hacemos?
-Mandarles
a la muerte.
-¿Cómo?
-Como
vinieron. En un sueño.
-Pero
esto no es un sueño, Ricardo, es real.
-No
puede ser…
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