Acaba
este año 2017 y, escuchando las cadenas de radio (la TV ni la cato) o leyendo
las noticias, no parece que haya mucha gente contenta con lo que en él ha
acontecido. Diríase que sólo el gobierno se siente feliz, y no es creíble. Yo
opino que, en general, ha sido tan malo como todos los últimos, no veo que
avancemos en superar la crisis humana que nos acompaña desde hace tiempo.
Pero,
por celebrar algo, permitidme que nos alegremos ante la constatación de que
aquella criatura de comunicación que se llamó y se sigue llamando Reflejos y
que comparto con mis buenos amigos Jose Luis y Fernando, definitivamente maduró
y se hizo mayor de edad. Llegar a las 250.000 visitas para un blog tan
doméstico como el nuestro nos parece que es llegar lejos, es haber conseguido
interesar a un buen puñado de nuestros congéneres.
Esta
es mi Columna de los Viernes número 242, y no me canso. Durante este año,
quienes decidís qué artículos os gustan más o cuales algo menos, habéis
destacado cinco que han sido leídas más de mil veces, alguna más de
dos mil:
En
el mes de Enero escribí “Cáncer” planteando
que había que hablar de él con la máxima naturalidad como terapia para que
pueda haber una mayor cooperación social en la lucha contra esta enfermedad que
provoca muchas consecuencias en la vida de quienes la padecen o la han padecido
y son fundamentales las Asociaciones que se dedican a ayudarlas. Más adelante
firmé otra columna titulada “El Lazo
Rosa” preguntando, precisamente, si podemos hacer algo más.
En
Febrero escribí “Lambán”, este
político que, como otros y otras de su mismo partido, solo parece socialista
cuándo calla. Antes de que tuvieran lugar las elecciones Primarias en el PSOE,
este caballero se preocupaba por el radicalismo de Pedro Sánchez y sus
seguidores, y más tarde necesitó el apoyo de muchos de ellos para seguir siendo
secretario de su partido en Aragón. No serían tan radicales.
En
Marzo, otra columna que se destacó por el número de visitas fue “La Lección de la Jueza Alaya”, que nos
enseñó lo que un juez no debe hacer. Aunque hay que reconocerle sus méritos, es
muy difícil para un juez en este país acusar a un inocente. Hay culpables para
elegir. Volvió la pregunta de ¿Quién vigila al vigilante?
En
Mayo, preguntaba en mi cita semanal ¿Por qué Pedro Sánchez?, me refería a mi
posición ante las Primarias en las que este hombre trataba de recuperar el
cargo que meses atrás le violentaron para poder evitar el peligro de acercarse
a políticas de izquierda, incomodando a regidores y regidora autonómicos y congresistas bien asentados en el status
quo.
Hace
unos días, también tuvo más de mil visitas (1.512) mi artículo sobre mi pueblo,
“Sonseca no debiera estar triste”
rechazada su publicación en la revista del programa de las fiestas, aunque la única tesis que mantengo en él es que el nivel cultural de
las sonsecanas y los sonsecanos hace prever que poco a poco la crisis
industrial no estará acompañada con un mismo nivel de crisis de empleo, que los
grandes avances industriales han sufrido un gravísimo parón, pero no así los enormes
avances habidos en la cultura de sus jóvenes y mayores, y eso es una gran
ventaja en estos tiempos.
Con
menos visitas, aunque la mayoría por encima de las quinientas se ha ido
publicando un grupo de columnas dedicados al problema de la independencia
catalana, “Ramblas, ay mis Ramblas” y “Patria,
el Silencio” en Agosto, “Me duele
Catalunya” y “El otro Referendum”
en Setiembre, y el último, “Fracaso”, en este mes de diciembre. De una forma u de otra, tratando de entender como gente
que se considera de izquierdas se empeña en defender a políticos de derechas
con intereses independentistas acordes a su ideología.
Hay
también un grupo de columnas que intentan ser más creativas: “EL Congreso”, una caricatura, “Una Historia”, sobre la violencia de
género, “Pesadilla (I y II)” sobre
las gentes emigradas por hambre o por guerra, “Un Viaje” interior, “AVE
03993”, un viaje exterior con un canto a la amistad al final, y “Yo
maté a mi hijo”, una historia del rincón de un periódico. Todas estas crónicas,
reales o inventadas, servirán de base de algunos de los Relatos que espero
agrupar en un libro en la primavera del año que se inicia, les tengo especial
cariño.
Como
cariño y respeto tengo por los temas que recorro en otras columnas: “Las almas de Lisboa” está escrita desde
allí, magnífica ciudad para pasear. “PSOE,
un cambio de paso lento”, dónde expreso mi decepción al comprobar que una
parte importante de la militancia de este partido, que había sacado las
ilusiones del polvoriento baúl, fue después abandonando sus ansias de cambio
según sus decisiones afectaban a gentes más cercanas. Apoyaron a Pedro Sánchez
y eso estuvo muy bien, pero después también apoyaron a quienes siguen
impidiendo que la nueva dirección federal avance de verdad por la senda del
cambio necesario. Ya indicó varias veces el Señor Page, en su congreso, que la
sociedad es de derechas, y digo yo que debe resultar más fácil adaptarse a ese
axioma en lugar de intentar cambiarlo.
Dediqué
otra columna a un rincón de este país realmente encantador, “Puerto de Vega”
y
otra “Aquí Saramago, aquí la Muerte”
a un autor que me gusta a rabiar, aunque no todas sus novelas por igual. No fue
esta la primera, ni será la última columna que dedico a uno y a otro, al lugar y al novelista.
Y
para terminar el repaso, no se me escapan dos crónicas con nombre, “Serendepias, los Toledos de Daniel López”
sobre su exposición fotográfica y “Chus
Lago: Gigante” sobre su travesía de la Antártida en soledad. En ambos casos los interpelados se
pusieron en contacto conmigo para decirme que les habían gustado mucho. A mi ego
también le viene bien una ayudita.
Un
año más me siento agradecido. Intentaré seguir expresando mis ideas por este
medio o cualquier otro. No quisiera guardarme ni una, aunque me temo que
siempre hay algo que no se puede escribir. Tal vez cuándo lleguemos a las
500.000 lecturas me atreva.
Aunque
soy consciente de que me dirijo a mucha gente que no conozco, permitidme una
intimidad en mis dos última palabras del año en este Blog:
Os
quiero.
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